{mosimage}La hora del sueño
Frecuentemente, los padres comentan que los niños no les cuentan sobre lo que les ocurre en el colegio así como en el resto de su vida diaria. En realidad, lo que puede estar ocurriendo es que el momento en que decidimos comunicar con nuestros hijos no es cuando ellos puedan estar necesitando comunicar. En realidad, a los adultos les ocurre algo similar cuando algún conocido o familiar nos pregunta cómo nos van las cosas, entonces solemos asentir afirmando que todo bien pero no acostumbramos a contar nada específico que nos esté preocupando, debido a que no se ha construido el ambiente para ello, un ambiente calido y propicio que facilite la confidencialidad y la necesidad comunicativa.
El deseo de comunicar es algo que surge con la comunicación, sobre todo sin ser algo premeditado. Sería, por ello, que cuando los niños salen del colegio no es cuando desean decir lo que han hecho sino que les apetece merendar y ponerse a jugar. Tampoco aparecen otros momentos favorables para la comunicación durante el resto de la tarde, probablemente porque los padres acostumbran a tener tareas pendientes que han de resolver en esas pocas horas que les restan del día. El momento en que el niño acostumbra a escoger para decir algo sobre sí mismo es el del juego compartido con alguno de los padres, es ahí cuando se ha establecido un clima especial que favorece la introspección, el mirar hacia adentro. Ese momento tampoco acostumbra a parecer en la semana laboral por problemas horarios.
Si hay algún momento favorable para la comunicación es la hora de acostarse por la noche, cuando los niños han de irse a dormir. Ante la dificultad que aparece en el niño en separarse del padre o la madre para iniciar el sueño, es cuando surge el deseo por parte del niño de retener a sus papás hablándoles de cosas que le han pasado durante el día, así como de sus fantasías o deseos.
Generalmente, como la hora del sueño es una hora pautada que tiene una duración limitada no está destinada a tener otro valor. Pero, quizás, este sería el momento que más valor tendría en la comunicación con nuestros hijos por ser el espacio en el que ellos están preparados y dispuestos para decir algo más de ellos y preguntarnos por nosotros. Es por ello por lo que ese momento debería ser un poco más amplio de lo programado, y así probar con acostarlos un poquito antes de su hora para poder compartir con ellos ese tiempo de otra forma. Al principio, será a través del cuento que iniciaremos la comunicación con ellos y posterior a ello es cuando podríamos contarles a los niños lo que hemos hecho durante el día, a partir de entonces podremos observar como espontáneamente ellos relatan situaciones e intereses de su propio mundo que, en otro momento, no se ha realizado. A veces ocurrirá que el niño no tendrá nada que comunicar pero, poco a poco, irá entendiendo que ese es el momento para compartir algo más que un cuento.
Mónica Dosil
Psicóloga
clinic.castelldefels@isep.es