Lost
{mosimage}Cualquier día de estos pienso que voy a cruzarme por una calle de Castelldefels con alguno de los supervivientes de la serie televisiva “Perdidos” (Lost, en su versión original). Si se han dejado atrapar por la intriga y el misterio de esa trama alucinante, Castelldefels es su ciudad. Últimamente no dejan de suceder curiosos fenómenos paranormales a nuestro alrededor. Dejando de lado el trasiego aéreo que vuelve a azotar una vez más nuestras conciencias y nuestras azoteas, en las últimas fechas han tenido lugar en Castelldefels al menos dos acontecimientos de difícil explicación.
Uno tiene que ver con una salsa de difícil compactación que se ha cocido en la trastienda de la cocina política de nuestro ayuntamiento. Cuando por segunda legislatura consecutiva en la Generalitat las fuerzas de izquierda apuestan por un pacto unitario de PSC, Esquerra e Iniciativa per Catalunya ; el gobierno local de la ciudad apuesta por una mezcla de sabores y colores a priori sorprendente. Socialistas e izquierdistas dejan de lado a sus “socios naturales” de Esquerra y deciden entregar parte de la vara de mando municipal a Convergencia i Unió. Resulta chocante que por segunda vez consecutiva Esquerra Republicana no una sus fuerzas a las otras formaciones políticas de izquierdas, tal y como sucede en el gobierno autonómico. Castelldefels es una de las pocas ciudades de toda nuestra comunidad que presenta un tripartito tan extravagante como el actual. Por cierto, ¿qué pensará Artur Mas de este tipo de pactos locales en los que su partido se entrega para facilitar un gobierno de aquellos que en el plano autonómico no buscan otra cosa más que forzar la desaparición de su coalición electoral?.
El otro Expediente X que ha puesto el nombre de nuestra urbe en la órbita mediática ha sido el futbolístico. Un buen día del mes de junio todos nos fuimos a la cama con un equipo en Tercera División y al amanecer del día siguiente ese mismo equipo por arte de birlibirloque había subido de categoría para ser ya equipo de Segunda División B. Un empresario enrolado en la aventura de presidir un club como el Figueres apostaba por Castelldefels como sede de un histórico del fútbol catalán, y pretendía ceder todos los derechos federativos del Miapuesta.com Figueres a ese otro nuevo conjunto que surgiría de la fusión entre las dos entidades, la gironina y la todavía existente U.D. Castelldefels. ¿Hasta qué punto es lícito –incluso moralmente- desposeer de una ilusión colectiva a una ciudad como Figueres para trasladar una camiseta, un escudo, y decenas de años de historia a otro punto geográfico de Catalunya, sin más explicación que la puramente económica?. La aparición de las sociedades anónimas en el mundo del fútbol ha traído consigo a personajes tan desagradables como Dimitri Piterman, un millonario ucraniano que tras salir malparado de Palamós y Santander, ahora tiene en quiebra técnico al Club Deportivo Alavés, en Segunda División A. Ojalá Castelldefels y su club de fútbol nunca se vean envueltos en ningún fiasco colectivo como el que ahora sufren los hinchas vitorianos.
Con un tripartito de difícil explicación y con un equipo de fútbol que sube y baja de categoría de la noche a la mañana, ya les digo, no se sorprendan si algún día paseando por la Calle Iglesia se cruzan en su camino con los supervivientes John Locke, Kate o Sawyer… Si no es que se los encuentran compartiendo una animada tertulia en cualquier terraza de la Avenida Santa María con Ana, la de Enrique y Ana, o con “el otro” del dúo Wham, el que compartía protagonismo musical en los 80 con George Michael. Nada es descartable en Castelldefels City. Feliz verano, y cuidado con los aviones que parten de Sydney y viajan a Los Angeles. Algunos acaban entrando en la dimensión desconocida…