Cine silencioso

Cine silencioso

{mosimage}Les propongo un pequeño ejercicio que quizás ya hayan hecho alguna vez: comparar dos traileres de películas bien diferentes fijándose, esencialmente, en la banda de sonidos de cada una. Háganlo, por ejemplo, con el de la última entrega de Harry Potter (seguro que lo han visto, el trailer) y el de “La influencia” que probablemente desconocen pero que encontrarán en www.lainfluenciathefilm.com. Los miran y después hablamos.

Es muy posible que el de Harry Potter les parezca más dinámico, más currado, más entretenido e, incluso, si son un poco osados, más bueno. Yo no entraré en esa discusión, que para gustos se hicieron los colores (y el cine), pero sí me gustaría que se fijaran un poco en cómo está montado y en cómo se intenta que el reclamo tenga todos aquellos elementos que, se supone, hacen atractiva una película: además de las imágenes fácilmente identificables con la serie (personajes, espacios, exteriores, colores, texturas…) se echa mano de todos los recursos sonoros disponibles: frases clave de personajes clave, efectos especiales de vuelos, varitas, choques…., la voz en off que nos introduce en los aspectos más significativos y una banda sonora omnipresente que se magnifica en los momentos decisivos; más o menos lo que nos vamos a encontrar si vamos a verla y, más o menos, lo que se supone que el público que la hará rentable espera de ella. Total, una especie de videoclip comentado, arrollador, ruidoso, denso y, teóricamente, motivador. Es pues el trailer, un anuncio estridente y deslumbrante de un producto que ya conocemos (incluso sin verlo) y que ofrece justo lo que promete y promete justo lo que ofrece, todo por el módico precio de 6 €. ¿Cómo negarse a ver una película ante semejante perspectiva? Muy fácil, diciendo que ya la has visto, y sabiendo que con la información del trailer tienes más que suficiente para que no te pillen en la mentira.

El trailer de “La influencia” posiblemente no les parezca tan estupendo, e incluso es posible que ni tan siquiera les guste, pero tendrán que reconocer que es totalmente diferente y que no es lo que se acostumbra a ver, especialmente antes de que comiencen las películas en las multisalas de cualquier centro comercial. El trailer que nos acontece no tiene voz en off, nadie nos explica nada de la película que podríamos ver, quizás porque no hay nada que explicar: “La influencia” es una de esas películas que se ven pero que no se pueden contar, la historia en sí misma no es lo importante y no funciona como estructura esencial para el film, sino como simple base para sustentar lo que realmente importa. Por supuesto tampoco vemos ni oímos en él efectos especiales de gran magnitud, y la banda sonora es un tema polifónico de resonancias renacentistas que tarda en comenzar y que se convierte en el único sonido que ocupa la banda sonora; únicamente un par de frases de uno de los personajes del film se cuela por encima de la música, pero suavemente, como formando parte de la propia pieza; dos frases que, por otra parte, poca información nos ofrecen de la película, como si solamente quisieran indicar que el personaje principal no es el que habla sino al que la voz se refiere. Comparando ambos traileres, el ruido y la estridencia del primero parecen convertirse en silencio y suavidad en el segundo; lo que en uno se amontona y acelera, en el otro se ralentiza y se alarga; lo que en aquel se remarca, insiste y queda más que claro, sin posibilidad de interpretación, en éste es pura sugerencia, sin aclararnos siquiera de qué va el film, dejándonos en la retina una serie de imágenes más cercanas a la sensación que a la narrativa. Y si tuviésemos que hablar de intensidades, aquí sí que tendríamos problemas para ponernos de acuerdo; si por intensidad entendemos cantidad de planos acumulados, nivel de decibelios o información por segundo, seguramente el de Harry Potter saldrá ganando por buen trecho; si por intensidad entendemos fuerza de imagen, capacidad de sugerencia, armonía entre los diferentes elementos para que unos se potencien a los otros… entonces le damos el premio a “La influencia”. Pero los dos tienen una cosa muy importante en común: ambos responden fielmente a la película que representan, son fiel reflejo del film que vamos a ver;  o sea, un film comercial, de tiro seguro, para arrasar en taquilla y contentar a los que ya saben lo que les espera; y otro de alto riesgo,  a contracorriente de los gustos más generalizados, pero de marcado acento personal, diferente, y (si se es amante de lo nuevo) estimulante.

No sé a ustedes pero yo prefiero que no me lo den todo hecho, que el film me permita participar de alguna manera además de descubrir lo que pasa, que me obligue a indagar en sus entrañas, o a entender lo que determinadas sugerencias persiguen, que me haga sentir alguna sensación diferente y después (si quiero) descubrir qué, cómo o por qué se ha producido la sensación, que la película no me suene a ya vista y que salga de la sala con la sensación de haber conocido una realidad diferente.

“La influencia” nos habla de una decadencia, de un viaje a la oscuridad de uno mismo cuando se ha perdido toda esperanza; y de cómo esa caída influye en las personas que tenemos más cerca. La historia de una mujer inmersa en una gran depresión (terrible mal) de la que no se nos explica prácticamente nada, y la de sus dos hijos que (casi sin sentirlo) se ven en medio del problema. No hay gritos, ni dramas, ni escenitas de salvación y resurgimiento; tremendamente triste, sólo la voluntad inconsciente de vivir de los pequeños logra iluminar el panorama y vislumbrar (en forma de huida, o escapada) una luz al final del túnel. El film se apunta a esa forma de hacer cine (¿nueva?) en la que la cámara apenas se mueve, los planos se alargan, los gestos y los ruidos son más importantes que las palabras, y los personajes funcionan en ocasiones como maniquíes estáticos que se plantan ante situaciones en las que nada acontece. Y aún así, el film deviene intenso, abrumador, desconcertante y terriblemente trágico.

No se puede ir a ver “La influencia” igual que se va a ver “Harry Potter”, de la misma manera que sus presentaciones parecen hechas para diferentes fines: la de aquella se saborea mucho mejor cuando ya has visto la cinta, la del aprendiz de mago ya no tiene ningún sentido una vez que has pasado por taquilla.

Seguramente cuando estas líneas vean la luz la película que nos ocupa, ya no esté en cartelera, algo bastante habitual en este tipo de producciones, pero si no es así, les invito a que vayan a verla como quien va a presenciar un experimento; y pensando que se hizo con mucho menos dinero, posiblemente con mucho más amor y que en ella ha participado, en su equipo técnico, un joven de Castelldefels llamado Alberto Borque, que está en esto de ganarse la vida currando en la industria del séptimo arte.

Y si “La influencia” no está en cartel prueben con “Yo”, que todo lo que he expuesto para aquella puede servir para esta, con la variación de que ahora el film se decanta hacia el cine de terror psicológico en lugar de hacia el drama, pero que es también cine silencioso, sin estridencias, seco pero intenso, personal y diferente. El trailer de “Yo” no lo conozco, pero me parece que lo buscaré por esos caminos inagotables de Internet.