Vacaciones

Vacaciones

{mosimage}Por fin hemos llegado a esa época del año tan esperada en que durante un mes nos olvidamos del trabajo y, al principio, no sabemos muy bien qué hacer con nuestro tiempo libre por la falta de hábito.

Es el momento de cogerse los bártulos y hacerse un viajecito para salir de la rutina o quedarse en nuestra ciudad y hacer esas cosas que durante el resto del año no podemos hacer.

En esto de los viajes se ha puesto de moda (por esas cosas del consumismo) el ir más lejos que el vecino (es como tener la casa más grande, el coche más potente y el resto de cosas que han de llevar la fórmula sustantivo + más + adjetivo + que + los demás).

Por ese motivo, cuando me preguntan que adónde he ido de vacaciones respondo que a Australia, nuestras antípodas, y así por lo menos tengo asegurado el empate. Pero la cruel realidad es que el Pirineo, el pueblo de nuestros ascendientes o la playa más cercana es el lugar que muchos tenemos que escoger por falta de presupuesto; pues esto de salir de casa se ha puesto por las nubes.

Así que ya nos vemos como en las películas españolas de los años setenta con toda la familia a cuestas, el coche a tope, un montón de trastos y un instrumento importantísimo si viviéramos en el centro y fuéramos a las playas de Levante: la sombrilla.

Sí señores, la sombrilla se ha convertido en noticia de Telediario, cómo una cosa tan simple como cuatro varillas forradas de tela de colorines y un palo que acaba en punta ha podido sembrar la discordia hasta el punto de sentar jurisprudencia en nuestras tranquilas y pacíficas playas.

Pues sí, ya que los bañistas avispados clavaban el susodicho instrumento junto a la orilla del mar a primera hora de la mañana, cual si de una bandera ondeando al viento se tratase, para presentarse posteriormente a media mañana a extender su toalla y tumbarse a la sombra como si estuvieran reconquistando la isla de Perejil.

Vamos, sólo les faltaba poner cuatro ladrillos alrededor y decir que habían alquilado un apartamento en primera línea de mar. Ante tal abuso urbanístico,  a los Ayuntamientos costeros afectados no les ha quedado más remedio que actuar sobre el tema e imponer sanciones pecuniarias a estos madrugadores que se adueñaban impunemente de terrenos comunales.

A otros que también les va muy bien esto de la afición por los viajes exóticos es a los bancos. Cuando ya con la hipoteca vamos rozando el larguero, debido a la galopante subida del euríbor, nos ahorcamos un poco más con el préstamo de las vacaciones, que se ha de pedir a un año para que en las próximas esté pagado o hacer una disposición del préstamo hipotecario que no desgrava fiscalmente, no seamos pillines.

Pero estamos en el mundo de la imagen, de la apariencia, de la globalización dentro del individualismo y no sé cuántas cosas más y eso es lo que vale, las cosas realmente importantes como la amistad, la solidaridad, el estar bien con uno mismo y un largo etcétera no importan demasiado y las dejamos aparcadas como el resto del año.

Bueno, lo dejo, porque me estoy poniendo filosófico y lo que quiero es desearos unas felices vacaciones (usad algún ratito para hacer balance).