“Depresión” e “Individualismo”: extraña pareja

“Depresión” e “Individualismo”: extraña pareja

La sociedad de este nuevo milenio está marcada por la insolidaridad y el individualismo. Ya no existe el trabajo en equipo que hace años existía, esa camaradería de los amigos, las reuniones familiares, la sobremesa, las charlas de amigo a amigo, etc.  Aunque nuestro estilo de vida exalta el placer, la diversión, el ocio… el problema de la depresión crece y se extiende. ¿Pura coincidencia? La nuestra se parece a una sociedad egoísta, hedonista y materialista mientras la depresión es ya una de las mayores epidemias que afecta a la humanidad.

¿Invisible?
La depresión está sujeta a una elevada discriminación. Por la misma razón, algunos intentan hacer de este mal algo invisible. Por vergüenza o por ignorancia, quien sufre la depresión prefiere soportarla en soledad, diciendo: “no creo que alguien pueda entenderme”. Mientras los deprimidos disimulan y se retraen y algunos suelen ser ocultados por sus familias o por los medios de comunicación, vamos y venimos como si nada aconteciera. Este mal, lejos de disminuir, amenaza con incrementarse a medida que transcurra el siglo XXI. Y las estadísticas no mienten: en España más de dos millones de españoles padecen depresión o sufren trastornos depresivos o de angustia, pero uno de cada cinco lo oculta. Así lo avalaba un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado en la revista científica médica "Sanidad y consumo" en el año 2002.

A pesar de que hoy es considerada como la tercera enfermedad en importancia por el conjunto de la sociedad  (por detrás del cáncer y el sida), las cifras aumentan. Este incremento pone en peligro la vida de millones de personas, de tal manera que la OMS indicó que la depresión se convertirá en el año 2020 en la segunda causa de discapacidad en el mundo, detrás de las enfermedades cerebro-vasculares, infartos e insuficiencia coronaria, mientras que en el año 2000 ocupaba el cuarto lugar en las estadísticas. Los médicos creen que a este ritmo, la depresión afecta hoy al 15% de la población española. ¿No habrá llegado el tiempo de pensar cómo alterar esta tendencia?

Cifras que se duplican y triplican
El comercio creado alrededor de esta epidemia es escalofriante: en 1994 se vendieron 7 millones de antidepresivos, en 1999 se dobló la cifra y en 2003 se recetaron más de 21 millones de fármacos para combatir la depresión*. No sólo los antidepresivos se han convertido en uno de los "tesoros" de las farmacéuticas, sino también los tranquilizantes. En 1994 se suministraron más de 22 millones de envases, cinco años más tarde 31 millones y en 2003 el consumo aumentó a 38 millones.

Incluye a los inmigrantes
En las consultas de atención primaria un 20% de los pacientes españoles sufre problemas de salud mental, depresión en el 8 o 10% de los casos y ansiedad en el 16%, pero en el caso de los inmigrantes el porcentaje de afectados alcanza el cincuenta por ciento. Sí, la mitad de los inmigrantes sufre depresión o ansiedad, según aseguró el vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia, Asensio López en una publicación a fines del año 2006. Sufren más del doble de problemas de ansiedad o depresión que los españoles. Una gran parte se debe a la dificultad para integrarse en una sociedad en la cual han elegido vivir. Los inmigrantes desarrollan enfermedades de este tipo, como ansiedad o depresiones, a los dos o tres años de llegar a España.

Las causas
Los principales motivos de depresión en los trabajadores son el paro y el declive profesional. Los trastornos depresivos y de angustia presentan factores genéticos en algunos casos pero no en todos, como comúnmente se cree. Los trastornos depresivos son uno de los motivos de consulta más frecuentes en Atención Primaria. La Organización Mundial de la Salud constató en un ensayo, realizado en catorce países, que hasta el 10% de los pacientes que acuden a sus ambulatorios pueden padecer depresión, porcentaje que también se acepta para el caso español. Según un estudio publicado en la "Revista Española de Salud Pública", es "una de las principales cargas sanitarias como consecuencia del impacto social que provoca, del elevado precio del tratamiento, el alto índice de suicidios, las altas tasas de cronicidad (15-20%) y el incremento de la mortalidad debido a su asociación con enfermedades crónicas".

Otoño e invierno
La predominancia de la depresión cada vez es mayor. Una investigación presentada en el último congreso de la Sociedad Española de Medicina de Familia determinó que el 70% de las bajas laborales por depresión se conceden en los meses de otoño e invierno. El perfil del paciente que solicita la baja laboral por depresión responde al de una mujer de entre 30 y 55 años de edad, escaso nivel de autoestima y un deficiente soporte social e interrelacional. "La pérdida de un ser querido, las separaciones y un entorno social conflictivo tienen un efecto mucho mayor en personas psicológicamente débiles, lo que se refleja en la mayor demanda de bajas laborales", comenta Marta Torres, coordinadora de este trabajo, que subraya que la depresión es la enfermedad que más preocupa en el campo de la salud mental y la medicina cotidiana.

Hay solución
No es fácil dar soluciones masivas a un problema tan personal. De forma rápida se podría decir que tenemos que reflexionar sobre lo que sucede. No hay soluciones mágicas. No creemos que la solución pase por que la Administración cree más y más centros de asistencia. Tenemos que cambiar nuestros objetivos de vida, bajar la ansiedad, creer en lo importante, decidir alterar nuestro ritmo. Es necesario educar y prevenir, mucho más de lo que se está haciendo, para evitar el desarrollo de hábitos nocivos entre los niños y los jóvenes. El consumismo, la necesidad del “tener” como garantía de bienestar, la hipercomodidad nos están jugando en contra. Es hora de informar de lo que podrá pasar si no optamos por una sociedad más solidaria y comprometida con los demás.

“¿Podrá alguien entenderme?”
Claro que sí. Quien sufre la depresión normalmente prefiere aguantar, soportarla en soledad. Se dice a sí mismo: “no creo que alguien pueda ayudarme”. Esta afirmación es una trampa. Desde aquí rehusamos creer que no haya solución.
Mientras nuestra sociedad o, mejor dicho, nosotros sigamos pensando que nuestro modelo social progresa y se desarrolla de forma correcta, los cambios serán pocos. Quizá ha llegado la hora de tomar alguna decisión, de salir de nosotros mismos y acercarnos al otro. Podemos proponer una sociedad más solidaria. Miles de persona en toda Europa están saliendo de una situación similar. Vale la pena intentarlo. Sin embargo, es difícil asegurar una solución sin conocer la naturaleza de sus causas. Un cambio de actitud es el principal interés de este breve artículo. Esperemos haber contribuido a ello.

*Cifras facilitadas por el Ministerio de Sanidad, sólo recogen las ventas realizadas a los pacientes del Sistema Nacional de Salud y no integran las que los psiquiatras prescriben en sus consultas privadas.

El Centre Betania de Castelldefels es la expresión de un numeroso grupo de personas que impulsan proyectos de desarrollo social y humanitario. El Centre agrupa a hombres y mujeres de Catalunya sin importar su trasfondo social, religioso o político. Ellos comparten un fuerte sentimiento solidario y un marcado entusiasmo por emprender proyectos de ayuda social. Sus reuniones se desarrollan en Antic Camí Ral de València, 38, Local 17  (frente al supermercado Lidl). Cada domingo a las 11 h. se lleva a cabo una celebración especial: “La Fiesta de la Vida”.   Tel: 93 636 2621  info@centrobetania.org
Centre Betania
www.centrobetania.org