Carta al Alcalde

Carta al Alcalde

El pasado día 29 de noviembre, día negro en Castelldefels, en Cataluña y en España, entera se me ocurrió pasar por la plaza de la Iglesia para ver cómo respiraba el pueblo tal día como este. La gente camina con prisa como casi siempre, los niños juegan como casi siempre, es normal, pasan los años y ya hay pocos  que recuerden la consternación que vivimos esos días de hace dos años. Los que lo vivimos más de cerca es normal que a diario tengamos recuerdos y nostalgia de esa familia que fue brutalmente asesinada en su puesto de trabajo. Dejando  a un lado el patético momento que vivía nuestro pueblo con el tema de las ambulancias, me indigna dar un paseo por dicha plaza, mirar al ayuntamiento y ver que sus banderas ondean como un día cualquiera, que no hay un crespón negro que recuerde a nuestros vecinos, que nadie de este triste ayuntamiento haya tenido un mínimo detalle. Entiendo que las concertaciones silenciosas puedan herir los sentimientos de los familiares más allegados, y quizás hayan sido ellos mismo los que hayan pedido que no se haga nada, es hasta comprensible; ahora, lo que más me indigna es que ese mismo día casi a la misma hora cuando hace dos años llorábamos sin consuelo la muerte de nuestros amigos, se organice un patético simulacro de incendio en la misma plaza donde casi los 60.000 vecinos de Castelldefels se reunieron y lloraron por ellos. Usted, Sr. Alcalde, que con lágrimas falsas dijo entre sollozos que sentía mucho esta pérdida porque la pila de su reloj la había cambiado recientemente en esa misma joyería, no ha movido un dedo para que los vecinos que queremos seguir teniendo el recuerdo en nuestro corazón de esas grandes personas, podamos ni siquiera hacerles un homenaje. Y que sepa que este año no nos hemos querido manifestar en la plaza con nuestras pancartas de siempre, no por sus amenazas a terceros, que su cúpula nos hizo llegar indirectamente, sino por respeto a sus familiares que así nos lo pidieron. Ahora en su próximo discurso, en su próxima aparición publica, en su próximo lo que sea, allí estaremos para que todo el mundo se entere del mal ayuntamiento que tenemos.

A todos los que seguimos sufriendo esta pérdida solo os puedo enviar desde aquí un gran abrazo de calor y comprensión y esperar que esta justicia penosa que tenemos actué con toda su fuerza contra aquellos que, un día, truncaron la vida de una familia feliz.