A ver si hay suerte
{mosimage}He recibido un escrito de Núria Merín, vecina de Bellamar, que entiendo que refleja el sentir de muchos ciudadanos de Castelldefels y que a continuación reproduzco:
“A ver si tenemos suerte y el frenazo de la construcción, debido en parte a la desvergüenza especulativa de ciertos promotores y ayuntamientos, y que tantos problemas de paro traerá, comporta algo bueno a Castelldefels. Tal vez no se lleve a cabo el Pla de Ponent, al que nos oponemos todos los que sabemos de los centenares de viviendas que está aprobado construir entre Gavà y Castelldefels, conectando los dos pueblos sin zona verde de por medio. Tal vez no veamos desaparecer el poco bosque que queda rodeando el Castillo, y así, mal que les pese, cumplen los políticos lo que le prometieron al pueblo.
Nos dirán que para rehabilitar el único monumento que conservamos, necesitan ingresar el tanto por ciento que la inmobiliaria les da por edificar donde nadie quiere que se edifique.
En Castelldefels llevamos años sometidos a la construcción enloquecida de pisos que destruyen el paisaje y hacen el pueblo insostenible. Pero nos hablan de progreso y sostenibilidad.
No nos hacen ningún favor edificando a costa de todos los bosquecillos en los que merendaban y se relajaban con la familia y los amigos, los que han conocido un mejor Castelldefels y lo añoran.
No podemos frenar la inmigración, pero reclamamos servicios suficientes. Estamos hartos de cruzar en caravana el pueblo, de ser centenares los que buscamos dónde aparcar, de esperar la radiografía urgente para mañana o la hora del psiquiatra para el próximo trimestre. Nos sofocamos cuando los invitados creen oír olas bravías cuando es una autopista sin pantallas obligatorias, o cuando interrumpimos la conversación por culpa de los aviones.
Nos venden que lo mejor que saben hacer por nosotros es acabar con cientos de árboles porque se les había olvidado construir vivienda protegida y algunas tocaron por sorteo a amigos y afiliados. Nos venden lo contrario de lo que nos prometieron, porque es legal. No es ético y no es sostenible.”
Núria Merín
AVVIC