El gobierno hace aguas
{mosimage}La falta de agua en los ríos y pantanos es un problema muy serio como para tomarlo a la ligera. Desde hace muchos años se conoce perfectamente que existe un claro desequilibrio hídrico en nuestro país, basta con observar el paisaje verde y frondoso de las zona norte y contrastarlo con el muchas veces desolador paisaje árido del sur. Sin embargo, la acción del hombre y su presión demográfica a lo largo de toda la península acentúa más, si cabe, la mayor necesidad de consumo en determinadas zonas, que ya de por sí mismas son deficitarias.
Mucho se ha criticado desde todos los frentes el famoso Plan Hidrológico Nacional aprobado por el gobierno del Partido Popular en el año 2001, y que fue parado por Zapatero al poco de lograr el gobierno de España en 2004. El Plan tenía muchas acciones y medidas que se iban a abordar y que, ahora, se manifiestan aún más necesarias. No obstante, lo peor que nos podía ocurrir era parar este proyecto y no poner en su lugar otro en marcha, como mínimo, con los mismos objetivos (agua para todos) y acciones concretas que resolviesen un problema persistente.
Tampoco el govern de la Generalitat ha hecho nada. Aun más, el conseller Baltasar se ha permitido el lujo de ocultar cuáles eran sus intenciones hasta después de las elecciones generales, aplazando cualquier tipo de medida por miedo a unos malos resultados electorales. De hecho, el Tripartit ha optado por el peor camino: subir los impuestos que gravan el consumo, desalar agua, traer agua en barcos y sancionar a los usuarios. El plan de las desaladoras supone un incremento de consumo energético y mayores niveles de contaminación medioambiental. Sin embargo, y como recoge el diario Público en palabras de Federico Trillo: "Hay agua para todos en España", en concreto, el Ebro vierte al mar "entre 10.000 y 13.000 hectómetros cúbicos de agua", suficiente para cubrir las necesidades de Barcelona, Castellón, Valencia, Alicante, Murcia y Almería", que necesitan 1.200 hectómetros cúbicos.
Ahora, el problema sigue sobre la mesa. Mucho ha llovido desde que Zapatero al frente de España, y el Tripartit en Cataluña, tomasen las riendas de los respectivos gobiernos, pero muy poco se ha hecho hasta ahora permitiendo que una ciudad como Barcelona y su área metropolitana padezcan una acuciante necesidad, dejándola a su suerte y ventura, y con la única medida paliativa de rezar aquello de “que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva…”. Desgraciadamente, la responsabilidad cae finalmente en manos de todos nosotros, ciudadanos de a pie, sobre los que recaen las prohibiciones y las sanciones, viendo cómo además se nos exige un consumo responsable y reducido. Pero ¿no debieran ser nuestros mandatarios quienes fuesen multados por sus ineficiencias y pasividad, tanto por no tomar medidas a tiempo para prever la falta de agua, como por permitir que en muchos lugares se pierdan litros y litros de agua sin que nadie haga nada para solucionarlo?.