Nuestro modelo económico

Nuestro modelo económico

{mosimage}El hábito de controlar las finanzas personales es muy importante, independientemente de la cantidad de dinero que se tenga. El raciocinio es muy sencillo: o controlamos nuestro dinero y le dedicamos algún tiempo de forma regular (una vez por semana, por mes…) o el dinero nos controlará a nosotros en algún momento.

Cada uno de nosotros tiene un Modelo Económico Financiero propio. Sí, usted también. Aunque no seamos conscientes de ello, tenemos un modelo enraizado en nuestro subconsciente. Podríamos definir este Modelo como el conjunto de creencias que cada uno tiene sobre el dinero y que determina cómo lo tratamos. Aprendimos  a tratar el dinero de una forma determinada a través de los ejemplos que vimos en nuestros padres y educadores. En este sentido, tendemos a tener un comportamiento muy similar al de nuestros padres o, en caso de rebeldía, el modelo es totalmente opuesto a lo que vimos.

Si nos preguntamos por qué hay personas que ahorran dinero y otras lo gastan, unos son buenos y otros malos administradores, unos no consiguen salir de la mediocridad financiera y, en cambio, otros que incluso ganan menos, están siempre más holgados. La respuesta es: depende del modelo financiero que cada uno tenemos incorporado dentro de nosotros. Nuestro modelo sobre el dinero incluye tres vertientes principales: pensamientos, acciones y resultados pretendidos.

Todos queremos tener una vida financiera satisfactoria o, por lo menos, no apretada. Si no conseguimos estos resultados, es porque las acciones que realizamos no suelen tener una dirección constante. Pero, en realidad, no debemos culpar a  las acciones sino, más bien, son los pensamientos la parte más importante y, a la vez, la más peligrosa, ya que modificar lo grabado en nuestro cerebro es muy difícil.

El gran desafío para mejorar nuestro modelo financiero no es “aprender” más técnicas, sino “desaprender” algunos pensamientos que tenemos como “nuestras verdades absolutas” y que nos impiden alcanzar objetivos que consideramos lógicos. Sin una reprogramación financiera, nuestros pensamientos y sentimientos se seguirán imponiendo a nuestra lógica racional, impidiéndonos llegar donde queremos.