Cambio cole por la tele
{mosimage}Acaba la escuela y los niños pasarán muchas horas en casa con los padres, hermanos y, especialmente, con la tele. El final de curso es un momento de alegría para los niños porque empiezan sus vacaciones y van a poder hacer cosas que, durante el resto del año, no tienen ocasión de realizar; pero muchas veces, el día del niño acaba reduciéndose a situarse delante del televisor a ver un capítulo tras otro de su serie favorita. La televisión no es un problema en sí misma si no acaba ocupando el 99% del tiempo libre del niño.
En realidad, es totalmente comprensible que un niño se deje caer en el sofá y vaya incorporando todo lo que sale del televisor, ya que, en cierta medida, para él todo lo que sale de ahí es especialmente interesante; será entonces tarea del responsable del niño el limitarle el horario de acceso a la tele. Pero esto último no es tarea fácil, ya que cuando a un niño se le cierra la tele acostumbra a pasar que entonces no sabe qué hacer y empieza a preguntar muchas cosas como: ¡Mamá, ¿a qué juego? O ¿Juegas conmigo? ¿Cuándo podré encender de nuevo la TV? ¿Puedo jugar a la consola? Así, tener sin televisión al niño significa en demasiadas ocasiones tener desocupado a nuestro hijo y, por consiguiente, aburrido. Pero es fundamental el poderse parar a pensar lo que significa que un niño tenga esta inercia de abrir la tele sistemáticamente cuando llega a casa… Probablemente, lo que significa es tener una actitud pasiva y poco comunicativa que puede acabar reflejándose en su día a día con el resto del mundo. Además, ocurre que para que el niño cambie sus hábitos debe implantarse un cambio de hábitos familiar. Es un clásico tener el televisor encendido a la hora de cenar y convertir el salón de nuestra casa en un cine unidireccional donde la conversación no aparece de ninguna de las maneras. El horario televisivo debe poderse limitar para todos…, pero, especialmente, para que el niño pueda hacer introspección y mirar hacia a dentro, para pensar en qué le apetece o simplemente pueda aburrirse para luego poder pensar en algo con lo que entretenerse. Un niño que tiene la tele a libre disposición es un niño que no desea hacer puzzles, o leer, dibujar o pintar, que no desea demasiadas cosas. Pero, a pesar de todo esto, no por ello debe reñirse al niño ya que la actitud de espectador es la que generalmente todos adoptamos si no reflexionamos un poco más allá
Mónica Dosil
Isep clinic Castelldefels
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