Otoño

Otoño

{mosimage}Gaziel es el seudónimo de Agustín Calvet, escritor y periodista nacido en S. Feliu de Guixols en 1887 y fallecido en Barcelona en 1964. Alternó en su obra el castellano y el catalán sin necesidad de extraños manifiestos ni sesgadas consideraciones circunstanciales, hasta el punto de haber sido, a propuesta de Prat de la Riba, secretario-redactor del “Institut d’Estudis Catalans”, colaborador de “La Veu de Catalunya” hasta 1914 y director de “La Vanguardia” hasta 1936.

Y todo este rollo viene a propósito de haber caído en mis manos un artículo suyo que bien podríamos llamar (y es oportuno) la agonía del verano y de las vacaciones y que  da, un poco, la sensación de una propia agonía espiritual.

Durante el invierno se impone normalmente una pesada rutina, en muchas ocasiones de una dudosa utilidad. Después, en el verano, viene la improvisación, el cambio de ambiente, los largos días y las maravillosas noches.

Pero, además, ahora, en este otoño, estamos en crisis. ¿Y qué es una crisis? Creo que no es más que un momento decisivo de un asunto grave. Si pensamos en economía, algunos dirían que no es otra cosa que una fase de un ciclo económico. Por ello, autores especializados en ciclos económicos han propuesto sustituir el término crisis por el de recesión. Pero socialmente esto puede condicionar que el individuo deba establecer nuevos usos y costumbres para reequilibrar el sistema. ¿Coyuntural o estructuralmente? No lo sé, pero me siento predispuesto a sonreír cuando leo que alguien opina que las crisis son consecuencia psicológica de un exceso de optimismo. A mí me suena más a un exceso de mala leche por parte de quien sea.

Pero lo cierto es que en este momento, hoy, se produce la presencia simultánea de dos conceptos al menos desmoralizantes: El otoño y la crisis. Me da  miedo pensar que quienes nos guían estén influenciados por esta especie de depresión y las consecuencias que ello representa. Me da miedo que en la lotería de la vida no nos toque ni un puñetero reintegro. Y ahora  mismo me gustaría elevar un  canto al buen hacer para borrar las brumas del otoño y de la crisis y ver cómo brilla, igual que en las noches de verano, la luz, aunque sea pecadora, de la luna llena.

O así me lo parece