Un experimento sobre la autocracia

Un experimento sobre la autocracia

{mosimage}Cuanto más cine veo y cuanto más escribo sobre el tema, más me cuesta calificar las películas de buenas o malas; y me parece que no es una cuestión de pérdida de criterio sino de consciencia de la multitud de criterios que existen. Leer sobre una película o escuchar comentarios sobre ella nos lleva, en bastantes ocasiones, a comprobar que un mismo argumento se utiliza como valoración positiva por unos y negativa por otros. Al final, como siempre, termina siendo cuestión de gustos.

Así las cosas, no sé si "La ola" (Dennis Gansel, Alemania, 2008) es o no una buena película, pero no creo que nadie la pueda calificar de mala. De lo que sí estoy seguro es que me enganchó su propuesta y que consiguió sumergirme en ese proceso de gestación de una dictadura en un ambiente tan cotidiano y actual como es un instituto de secundaria. Me imagino que el mayor mérito reside en la novela de Todd Strasser en la que se basa, donde supongo que están los elementos y el diseño de la narración de los que dependen la evolución de hechos y personajes; porque ahí está uno de los valores del film: es el camino que se recorre, las variaciones en actitudes y planteamientos lo que importa, y no (como pasa en la mayor parte del cine actual) en las situaciones  que se amontonan para crear sensación de dinamismo y acción. Sea el mérito de quien sea, la película sabe aprovechar sus bazas, nos hace creíble su producto y funciona.
La cinta empieza con una pregunta: ¿es posible hoy el resurgir del nazismo en una sociedad educada en la democracia? y el profe que la formula (que quería dar clases de anarquía y no de autocracia) propone introducir en el grupo-aula los elementos que hacen posible un sistema autocrático, aquellos que lo legitiman y lo mantienen. Lo que el grupo recibe es una propuesta de unidad, de igualdad entre sus miembros, de capacidad de acción, de sentido de pertenencia al grupo; y lo hace a través de elementos como la disciplina, la uniformidad, el liderazgo, las consignas claras y contundentes, la parafernalia de uniformes, saludos y símbolos… y, por supuesto, el encuentro de un enemigo común. Los adolescentes, sus alumnos, se enganchan al juego, se crecen, sienten que hacen algo bueno; pero como espectador nunca pierdes de vista los múltiples peligros de la maniobra y desde la butaca te debates entre la lógica del grupo que se deja arrastrar y las posibles consecuencias que todo ello puede acarrear.

Quizás haya quien no esté de acuerdo ni con el discurso, ni con el planteamiento, ni con la profundidad de la reflexión (todo es cuestionable hemos quedado al principio) pero me parece que "La ola" funciona en su intento de explicar un proceso tan tremendamente complejo como es el de los movimientos nazis, y que hacerlo a través de pequeñas piezas que se van sumando al puzzle global le da una claridad considerable; el paso hacia reflexiones más profundas sobre el tema puede ser cosa del espectador una vez fuera de la sala. Tendrá un experimento interesante en sus manos quien se aventure a ofrecer la película a un grupo de adolescentes como los protagonistas del film y tras ella reflexione con sus jóvenes sobre aquello que la película ofrece; seguro que más de uno descubre un mundo de posibilidades y el trabajo contribuye a educar en valores.

Repito, no sé si es cine de gran calidad, pero "La ola" me resulta una de esas películas que te llegan al estómago a través del cerebro, de esas que te ponen en marcha la conciencia y no te abandonan al salir del cine; una película con una considerable carga de profundidad y didácticamente aprovechable, una de esas que encajarían de maravilla en lo que fueron los cine-clubs y sus charlas entre apasionados.