Las emociones que me hacen sufrir

Cómo relacionarme constructivamente con las emociones que me hacen sufrir

{mosimage}El equilibrio psicológico pasa por integrar las emociones positivas y las emociones negativas en mi ser. Esto significa que es importante en mi vida no solo sentir la alegría, la serenidad y el placer, sino también hacerle espacio a la tristeza, el miedo o el enfado, ya que cumplen una función positiva en nuestra vida, permitiéndonos adaptarnos a las diferentes situaciones  que se nos presentan.

Por ejemplo, la tristeza me ayuda a elaborar una pérdida y a hacer el duelo, el miedo me ayuda a elaborar una respuesta adecuada ante una amenaza y la rabia a defender mi dignidad ante situaciones que considero injustas. Solo cuando no me permito sentir estas emociones es cuando se convierten en negativas, transformándose la tristeza en  depresión, el miedo en ansiedad y la rabia en ira.

¿De qué manera puedo relacionarme con las emociones aflictivas para que no me hagan daño?

  1. Reconociendo la emoción y poniéndole nombre, “me siento triste”, “tengo miedo”, “estoy enfadado” y sintiéndolas en el cuerpo. No puedo soltar las emociones desagradables si primero no las reconozco y me permito sentirlas.
  2. Mostrando y expresando la emoción. De la misma manera que el agua que no se deja fluir, se estanca y se pudre, así sucede con la emoción que no se expresa hacia afuera. Es importante expresarla a la persona que nos suscita la emoción y si no es posible, a un amigo o terapeuta  a través de la escritura, de la pintura o de la expresión corporal.
  3. Canalizando la emoción de forma adecuada, es decir, tengo todo el derecho a sentirme enfadado o triste, pero también tengo el deber de respetar al otro y de autorregularme emocionalmente. 
  4. Finalmente, saber que reconocer las emociones y sentirlas no significa instalarse en ellas. La manera en que me hablo o el diálogo interno hace, muchas veces, que me regodee en la emoción y me impida soltarla. Por ejemplo, si ante la tristeza en una situación de pérdida me digo a mí mismo que jamás saldré de ella o ante un enfado  me  recreo en ello de forma obsesiva, no voy a poder soltar la emoción y recuperar el equilibrio interno.

De manera que si queremos relacionarnos de una forma constructiva con las emociones que  nos hacen sufrir, permitámonos sentirlas, aceptarlas, expresarlas, y canalizarlas adecuadamente para poder, finalmente, soltarlas. Y de esta manera experimentaremos en nosotros mismos aquello que el poeta Khalil Gibran Khalil dijo en una ocasión: “La misma fuente de donde brota vuestra risa fue muchas veces llenada con vuestras lágrimas.”

Susi Lizón
Centro Psicología Karuna
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