¿Sabemos adónde vamos?
{mosimage}En estos momentos, sólo se habla de crisis y más crisis: la nacional y la internacional. Hay tema para rato. Sin embargo, hay una pregunta esencial que me vengo haciendo desde hace unos meses: ¿sabemos adónde vamos?.
Los últimos datos publicados en enero no ayudan mucho. La producción industrial se redujo el 6,8% en 2008 con respecto a 2007. Ha sido la mayor caída desde 1993 según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Algunos sectores como los bienes de consumo duraderos se desplomaron un 31,4% en diciembre. La tasa de morosidad del sistema bancario se triplicó en el 2008 y se espera que este año suba hasta un 8%. Se alcanzó un paro de 3,3 millones de personas en enero y ya se está comentado que el año acabará rondando los 4 millones de parados. Por otro lado, los bancos y cajas ya no prestan dinero a las pymes justificando su decisión en el escenario de fuerte recesión y de expectativas negativas existente. Concretamente, el 17% de las pymes no consigue financiación de los bancos según el Consejo Superior de Cámaras. Esto provocará un estrangulamiento financiero del motor de la economía a corto plazo.
Ante esta situación, hemos de pensar que detrás de las cifras siempre hay seres humanos. Podríamos resumir que hay dos tipos de personas: los que se preguntan ¿cuándo acabará esta crisis? Éstos están pensando cuánto tiempo tienen que aguantar para volver a tener las condiciones que han perdido hace poco y a las que ya estaban acostumbrados. Aunque no éramos conscientes, estábamos en un paraíso al cual muchos quieren volver.
El otro grupo de personas piensa que cuando pase esta crisis, existirá otra realidad que, a día de hoy, es desconocida y, posiblemente, no se parecerá a nuestro pasado más reciente. Estos últimos piensan en reinventarse y no en seguir haciendo lo mismo. Ya lo dijo Charles Darwin: “No sobreviven los más fuertes, sino los que se saben a adaptar a los cambios“.
Nos enfrentamos a una gran incógnita provocada por la falta de confianza en el futuro. Como he comentado en repetidas ocasiones, la economía se basa en las expectativas de las personas y, en estos momentos, éstas no tienen claro que el futuro será mejor que el presente. Sin embargo, está comprobado que la economía es totalmente cíclica y, como tal, todo lo que desciende volverá a remontar. Además, estos ciclos son cada vez más cortos.
Como sociedad, posiblemente nadie sepa hacia dónde vamos, pero a nivel personal e individual sí que se ha de saber y depende de cada uno de nosotros no confundir conceptos tan básicos como ser y tener, vivir y consumir.