Desempleados, que no parados

Desempleados, que no parados

{mosimage}El mercado laboral está ardiendo. El número de desempleados en España continúa en  ascensión imparable. Los registrados en las oficinas del Instituto Nacional de Empleo (INEM), están llegando a los 3.600.000 de personas. Ésta es la mayor cifra de la serie histórica desde que se empezó a aplicar la metodología actual de contabilidad en 1996. En paralelo, la Seguridad Social sigue perdiendo afiliados, caída que normalmente se suele interpretar como destrucción de empleo. El total está en 18.000.000 de cotizantes, nivel que no se conocía tan bajo desde agosto del 2005.

Algunas fuentes comentan que existen maniobras estadísticas y, en realidad, hay muchos más desempleados que los considerados por las cifras oficiales.  Curiosamente, partidos políticos, sindicatos y otros agentes sociales dedican mucho más tiempo a criticar cómo se establecen las cifras que a aportar soluciones efectivas. Algo hemos avanzado, por lo menos, todos coinciden que ya son demasiados.

Ya es un hecho: sin duda alguna, 2009 será un año "muy difícil" porque seguirá aumentando el paro como consecuencia de la caída de la actividad productiva,  desplome del consumo,  recesión de la economía mundial, proceso de desapalancamiento de empresas y familias, y  desmoronamiento del sector inmobiliario. Todo ello arrastrará a la economía española a un proceso de “ajuste dramático”.

Ahora bien, el término “parado” no es correcto. Que las personas no tengan trabajo no quiere decir que estén parados y sin hacer nada. Con seguridad, están dedicando todo su tiempo a buscar trabajo y, por lo tanto, están totalmente activos. Buscar trabajo es un trabajo en sí mismo.

Es cierto que estamos en un periodo de crisis económica grave, pero existe aún una crisis peor y que cada uno tiene que evitar: la crisis interna o personal. Estar desempleado desanima demasiado, hace cuestionarnos qué sabemos hacer y para qué servimos.  Sin embargo, en ningún caso podemos dudar de nuestras capacidades, aptitudes y talento, todo ello podría llevarnos a un bloqueo mental que nos dejaría inactivos. Posiblemente, el mercado de trabajo, tal y como lo conocemos hoy, cambie de forma. Tendremos que ser más creativos e innovadores a la hora de buscar o, por qué no, crear un trabajo o aprovechar una oportunidad. A pesar de todo, la solución no está en “preocuparse” excesivamente y sí en “ocuparse” sin perder tiempo, caer y levantarse.