Lo que se decide en Europa nos afecta
{mosimage}El próximo 7 de junio se celebran elecciones europeas. Contra lo que puedan pensar algunos, no se trata de unos comicios de segunda división, en la que nos jugamos muy poco. En el Parlamento Europeo se toman muchas decisiones que después se trasladan a las legislaciones de los países miembros y acaban afectando a nuestra vida cotidiana. Así, quien crea que estas elecciones no le conciernen y, por tanto, no tiene intención de ir a votar, se equivoca; y quien piense que, como no nos afectan directamente, pueden servir para castigar al Gobierno, también yerra.
De los resultados de estas elecciones dependerá en buena medida la orientación que tome la política europea en los próximos años. No olvidemos, por ejemplo, los intentos, finalmente desestimados, de aprobar una semana laboral de 60 horas. Por tanto, debemos saber a quién votamos y por qué. Los socialistas tenemos claro que son las recetas progresistas las que contribuirán a salir de la crisis, tal y como están entendiendo en diversas partes de mundo, incluido Estados Unidos.
No obstante, algunos y algunas sí que se toman estas elecciones como un termómetro. El Partido Popular, sin ir más lejos, que ha situado como candidato a Jaime Mayor Oreja, ex ministro de Aznar, que insiste en que la unidad territorial se resquebraja, que aboga porque el catalán no sea idioma oficial en el Parlamento Europeo y que recientemente ha elogiado que su bisabuelo prohibiera hablar vasco en su casa. Mayor Oreja es un referente para el sector del PP más duro, conservador y rancio; un sector que pese a lo que se diga no sólo mantiene cuotas de poder dentro del partido, sino que va recuperando terreno. Es ese PP que quiere conquistar con el megáfono y la crispación lo que no consigue con las urnas. Algunos episodios recientes nos indican que en Castelldefels ese PP también se está abriendo paso. Y paradójicamente, en algunos momentos que hemos podido ver estos últimos días, lo están haciendo de la mano de ERC y AVVIC.