Mejora tu conocimiento y tus relaciones
{mosimage}En ocasiones, una crisis emocional puede ser una oportunidad de crecimiento personal para profundizar en ti mismo y darte cuenta de cuáles son las prioridades y los valores que quieres que guíen tus acciones para que tu vida cobre un mayor sentido.
Ocurre con frecuencia que el sufrimiento es la puerta que abre el deseo de autoconocimiento, de querer averiguar que parte de responsabilidad (que no de culpabilidad) tienes en las cosas que te pasan y el margen de libertad y de decisión que tienes para poder encaminarte hacia donde quieres llegar. Descubriendo que no es en la meta donde encuentras la felicidad sino en la travesía que emprendes para llegar a ella.
Cuando esto sucede, dejas de sentirte víctima y transformas las dificultades y malos momentos en oportunidades para aprender a relacionarte con todo de ello de una manera más constructiva, y esto significa quejarse menos y pasar más a la acción.
Lo que importa no es lo que sucede, sino lo que haces con lo que sucede. Y ante las cosas que te pasan, puedes ser víctima y entrar en una espiral de lamentaciones, o puedes aprovechar para aprender a tener una actitud más serena y positiva. Al fin y al cabo, a estas alturas de la vida ya sabes que vivir implica una cierta dosis de sufrimiento y que los obstáculos y los momentos difíciles no son algo que puedas decidir no tener.
Sin embargo, sí puedes decidir la actitud con la que te relacionas con todo ello, pero esa libertad de elección sólo es posible cuando eres consciente de tus procesos internos, y tenemos tantos automatismos que no nos damos cuenta de cómo nuestros patrones mentales guían nuestra vida.
El autoconocimiento es el proceso que te da la libertad para el cambio de actitud ante lo que te sucede, y este “darse cuenta” implica:
– Desarrollar una autoestima positiva y aprender a amarte también en tus limitaciones y con tus errores y fracasos. De la humildad que emana de la aceptación proviene la paz interna.
– Manejar las emociones aflictivas constructivamente. Integrándolas en tu ser y potenciando tus emociones positivas.
– Cultivar la capacidad de actuar y dejar de reaccionar. Cuando actúas, estás sabiendo qué puedes cambiar y qué tienes que aceptar, cuando reaccionas lo haces mecánicamente peleándote con la vida, no aceptando lo que ya es, y dejándote llevar por los automatismos mentales.
– Aprovechar para replantearte el rumbo de tu vida, buscando el equilibrio entre avanzar hacia una meta y disfrutar del camino. Alternando entre la mente analítica y la mente contemplativa.
– Aprender a conectar con tus necesidades y cubrirlas sin que entren en conflicto con las necesidades de las personas con las que te relacionas.
– Mejorar tus habilidades y capacidades de comunicación con el entorno. Al fin y al cabo, es en las relaciones personales satisfactorias donde se encuentra la principal fuente de felicidad y de bienestar.
– Detectar los pensamientos y creencias limitadores y transformarlos en posibilitadores. Tanto si crees que puedes como si crees que no, tienes la razón.
Dedicar un espacio y un tiempo a tu crecimiento personal es mejorar tu conocimiento y como consecuencia mejorar tus relaciones, empezando por desarrollar una actitud más amable contigo que, sin duda, la proyectarás en los demás. Y no olvides que la transformación y el cambio es un proceso que va de dentro a fuera y que lo externo es un reflejo de lo que cultivas en tu interior.
Charla: Mejora tu conocimiento y tus relaciones. Miércoles, 17 de junio a las 20:15 h