El Raval

El Raval

{mosimage}Cuando oímos hablar del Raval nos viene a la imaginación la idea de un barrio marginal en pleno centro de la ciudad pero, como todo, tiene su historia que por poco que nos preocupemos veremos que es de lo más interesante y que guarda en su interior auténticas joyas. Tras la primera muralla romana, Barcelona se extiende hacia el Rec Contal, en donde los artesanos podían encontrar con facilidad agua y se va a formar de esta manera una segunda muralla que concuerda con los límites actuales de Ciutat Vella. En el siglo XIV se construye la tercera y ultima muralla de Barcelona (coincide con las actuales rondas). Esta ampliación incorporará tierras de cultivo (en lo que más tarde será el barrio del que voy hablar) para garantizar el abastecimiento de la población. Debido a la superpoblación del barrio de la Ribera y debido a que en el Raval había terrenos libres, comienzan a edificarse entre el XV y el XIX gran cantidad de conventos, hospitales y fábricas, lo que conllevó la construcción de casas para obreros, llegándose a una gran concentración de ellas en calles estrechas y sin patios interiores. Hago un inciso para explicar que este barrio fue conocido durante muchos años como el Barrio Chino y no es porque en él habitaran muchas persona de este origen, sino que el nombre surgió por un artículo que publicó en 1925 Àngel Marsà en el periódico el “Escándalo” de Madrid en donde el periodista lo comparaba con el Chinatown de Nueva York.

Ya en el siglo XIX hubo intentos de mejorar el barrio, pero no será hasta finales del siglo XX (años 80 y 90) cuando, en realidad, se impulsa una política de reformas que dio lugar a nuevos equipamientos y apertura de espacios que lo “esponjeó”.Os propongo un recorrido por él para visitar algunos edificios emblemáticos. Podemos comenzar por el Museo de Arte Contemporáneo (MACBA), obra del arquitecto norteamericano Richard Meier (plaça dels Àngels 1), junto a él encontramos el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), en Montealegre 5, hasta 1950 fue la Casa de la Caridad.   La calle Elisabets, tan modesta en apariencia, tiene en el número 6 la antigua Casa de Beneficencia, en el 22 la Casa de Recogida y algo más adelante, la Casa de Misericordia. En la calle Ramalles 17, aún podemos ver el torno donde eran abandonados niños recién nacidos. También podemos ver antiguas fábricas de hilados, hoy convertidas en viviendas, en la calle Riereta esquina Aurora. Sin olvidar el monasterio de Sant Pau del Camp (Sant Pau, 101), una auténtica joya románica que data del siglo XII, su nombre ya delata su antiguo emplazamiento entre huertas y campos que rodeaban el recinto amurallado. Imprescindible es visitar el antiguo Hospital de la Santa Creu (calle Hospital, 56), construido en el siglo XV y declarado en 1931 Monumento Histórico Artístico de Interés Nacional, es uno de los edificios góticos más característicos de la ciudad. No podemos dejar de visitar la calle Sant Llàtzer, donde estaba situada la leprosería, los jardines del doctor Fleming, la plaza de Salvador Segui (cerca de donde fue asesinado), apodado “El noi del sucre” fue uno de los líderes más destacados del anarcosindicalismo de Cataluña de principios del siglo XX. Por supuesto que hay otros lugares de interés en el barrio, pero el espacio manda y os  aconsejo que los descubráis vosotros mismos en un agradable paseo en un barrio de antaño mala fama.