3 días con la familia (VOS)

3 días con la familia, V.O.S.

{mosimage}Ante la cantidad de estrenos que se producen cada semana (calculo que una media de 7-8), no hay más remedio que decidir qué se va a ver y qué no. Hay decisiones fáciles, cine que ya no te interesa ni desde el título, géneros que te atraen poco, historias que ya conoces, realizadores que no soportas o películas que ya sabes que no son de tu interés. En este sentido el acomodador del cine donde yo me crié lo tenía clarísimo: si no había caballos la película no le interesaba lo más mínimo. Luego están las pelis que interesan y las que pueden ser interesantes, y esto sí que suele ser un problema porque no hay posibilidad de verlas todas. O sea, hay que establecer criterios y mirar de que sean lo más útiles posibles.

Así pues, y en principio, nada de cine doblado: siempre me ha parecido una mala costumbre esa de pasarse por el forro el inmenso trabajo que supone, para actores y directores, encontrar el tono, la textura de voz, la cadencia y el giro adecuado, alegando que “si leo, no veo”. En este sentido me ha pasado una cosa curiosa con las dos películas que me ocupan en este artículo: las dos mezclan el catalán, el castellano y una tercera lengua (francés en un caso, euskera en el otro) y las dos las he visto con subtítulos en castellano; curiosamente tenía que hacer esfuerzos para no leerlos, no porque me molestara sino porque el subtítulo siempre va un pelín adelantado  y te descubres cada rato esperando que el actor diga lo que tú ya has leído; de todos modos llega un momento que te acostumbras e intentas ignorar la traducción, aunque no siempre se consigue.

Por otro lado, si hay que elegir (en igualdad de condiciones) entre cine foráneo y cine de la casa, me quedo con las producciones de aquí, y si son catalanas aún me atraen más. No es cuestión de patriotismo, es que acostumbran (las que me interesan) a hablar de cosas cercanas y conocidas, a utilizar el humor que nos es común, a proponer referencias que pueden ser comunes, a ofrecer espacios muchas veces reconocibles, y no necesita ni de traducciones ni de doblajes. Las dos películas de estas líneas también cumplen con el requisito. En tercer lugar, si hay que arriesgarse por algo nuevo, que sea una ópera prima. Algunas veces te llevas algún chasco, pero en otras muchas encuentras películas que son como una primera criatura: deseada, preparada, cuidada, atendida hasta lo innecesario. Los autores suelen volcar en sus primeras obras todas sus energías, sus instintos, sus ganas de salir adelante, sus anhelos de crear; y aunque suelen ser irregulares, tienen la fuerza de quien lleva tiempo luchando a brazo partido por levantar algo propio. Aquí “Tres día con la familia” es un ejemplo clarísimo, y también lo sería “Hotel room”, la primera obra que Cesc Gay hizo a cuatro manos con Daniel Gimelberg..

A las anteriores razones  para ver la película de Mar Coll “Tres dias con la familia” se le ha de sumar que es una producción de Escándalo Films, la productora de la escuela de cine ESCAC, la que está en Terrassa y de la que están saliendo verdaderos valores, Juan Antonio Bayona (“El Orfanato”) entre otros. “Tres días con la familia” es una película de personajes bien dibujados, de esos que rozan el tópico pero que resultan suficientemente reales y narrativamente efectivos: los entiendes, los quieres, los odias y los comprendes. Es también una película de una única situación (la reunión familiar para el funeral del abuelo patriarca) que se bifurca con elegancia y naturalidad hacía espacios aparentemente secundarios (el bar, la casa de campo, la casa de la madre) en los que se desarrollan las diferentes situaciones que definen y perfilan a los personajes, sus motivaciones, sus neuras, sus desgracias. Mar Coll nos ofrece un retrato inteligente y poco condescendiente de una burguesía cargada de hipocresías y basada en la apariencia y la perpetuación de determinados valores heredados. “Tres días con la familia” es la presentación de una cineasta que, si se lo permiten, tendrá muchas cosas que decir en el panorama del nuevo cine catalán.

“V.O.S.” no es una ópera prima y se nota. Es un experimento que a mí, me ha parecido muy interesante, de alguien que ya demostró buena mano en sus anteriores  “En la ciudad” y “Ficción”. Aquí transcribe al cine la obra de teatro de Carol López y es precisamente en los elementos teatrales que utiliza donde más me ha sorprendido y gustado: los apartes de la obra de teatro se adueñan de la escena sin previo aviso, los personajes entran y salen de sus roles de ficción y realidad (se supone que ruedan una película) cada dos por tres y los elementos propios de la filmación (perchistas, focos, ayudantes, técnicos…) entran en la composición con la misma naturalidad que lo hacen los decorados reales y los del atrezzo del film en construcción. Quizás al film le falte un poco de gracia y le sobre un poco de rigidez, pero a mí me pareció una propuesta diferente que me mantuvo pendiente de la pantalla a lo largo del metraje. No es que sea una gran obra, pero los actores principalmente y la visión que ofrece del cine, del rodaje, hicieron que valiese la pena pasar por taquilla.