Las 4 sillas más caras del mundo
{mosimage}El gobierno municipal continúa endeudándose, pero somos los ciudadanos/as quienes hemos de pagar esa cuantiosa deuda. Y la pagamos a través de más impuestos y tasas. Por ley, los ayuntamientos no pueden declararse insolventes puesto que, simplemente aumentando los tributos que pagamos, pueden hacer frente a las deudas.
Ya en el Pleno de 19-XII-02, hace más de 6 años, desde AVVIC denunciábamos que, ante el desequilibrio financiero del presupuesto municipal, la Generalitat obligaba al Ayuntamiento a elaborar un plan de saneamiento financiero. Y, nuevamente, en el Pleno de junio de este año 2009 se ha tenido que acordar un plan económico-financiero de reequilibrio para el trienio 2010/12. Todo ello motivado por una deuda de 44.323.239,16.- € que este año aumenta hasta 55.843.239,06.- y de la que amortizaremos 5.470.451,59.-. ¿Y en qué se basa este plan de saneamiento? Pues, sobre todo, en la revisión de los valores catastrales efectuada en 2006, que supuso el incremento de la base liquidable en un 11%, y el aumento consecuente de la cuota del IBI para el 2010/12.
Pues bien, ante un panorama tan crítico, a nuestros gobernantes no se les ocurre suprimir los gastos superfluos. Todo lo contrario: para poner un ejemplo, hace unos meses hemos estrenado la reforma integral de la 1ª planta del edificio municipal, que no precisaba ninguna reforma. De la triste y oscura estética de la nueva sala nos ocuparemos en otro escrito, pero ahora adelantamos que ya se la conoce como “el tanatorio”. Este lujo nos cuesta a los ciudadanos/as 540.000 Euros (90 millones de pesetas). ¿Y con qué pretexto? De 21 concejales pasamos a 25 y había que colocar en la sala de plenos cuatro sillas más. Y para colocar estos cuatro asientos se tuvo la genial idea de reformar totalmente esa planta: la alcaldía, la secretaría de la alcaldía, la sala de juntas, el vestíbulo y, naturalmente, la sala de plenos. Paredes, techos, instalaciones, mobiliario, todo, absolutamente todo, nuevo.
Las cuatro sillas nos salen a 135.000.- € (22 millones y medio de pesetas) cada una. Pero, eso sí, podemos presumir de tener las cuatro sillas más caras del mundo… y la deuda.