¿Qué quieres ser de mayor?

¿Qué quieres ser de mayor?

{mosimage}Recuerdo esta persistente pregunta de niña, también de adolescente y sonrío cuando adultos, y yo misma, la  realizamos a los ‘locos bajitos’ del entorno cercano. Las respuestas suelen ser  tópicas, convencionales y todavía muy vinculadas al género: sigue ganando “bombero” y “astronauta” entre los niños y “enfermera” y maestra” entre las niñas. En la adolescencia se comienzan a definir, poco a poco, las aspiraciones y también las dudas por eso que llamamos profesión y que nos ocupará gran parte de las horas del resto de la vida.

Pero lo que me queda claro es que ninguna niña, ninguna adolescente responde ante la pregunta del título, que de mayor quiere ser puta, y dudo mucho que ninguna madre ni padre fantasee con que su hija se gane la vida vendiendo su cuerpo al primer hombre que pase por la calle o en el burdel de la esquina.

Por eso me sorprende que personas medianamente sensatas aboguen porque la prostitución sea considerada un trabajo y, por lo tanto, tipificada como tal en la relación de categorías o especialidades profesionales de las oficinas del INEM o de la OTG. Excepto que estos individuos crean que puede estar justificado en determinadas razas o colectivos, nunca en la propia, lo que todavía sería más repugnante.

Y siguiendo con el imaginario colectivo alrededor de la prostitución, tampoco nos dejemos engañar por empalagosos y embaucadores cuentos made in Hollywood como ‘Pretty Woman’: Julia Roberts representa el papel de puta y Richard Gere el de putero, ni más ni menos, y esta relación vista desde esa perspectiva, de afectiva e igualitaria tiene bien poco.

Pues como proclama el lema de una campaña a la que me he adherido: “Si la prostitución no es una opción laboral para tus hij@s, ¿por qué puede serlo para l@s hij@s de l@s demás?”