Recuerdos y divagaciones
{mosimage}Te lo dije.
No recuerdo cuándo, ni por qué, ni de qué manera, pero sé que te lo dije. Sé que hace mucho tiempo, casi como una eternidad y no tengo ni idea de cuál ha sido la razón de recordarlo ahora, en este momento, precisamente en este momento. Cuando me esfuerzo en revivir detalles de tu rostro, de tu figura, de tus manos sin encontrar respuesta. Sé perfectamente, sin embargo, que una vez te lo dije.
Un día cualquiera, no importa, con frío o calor en el ambiente, con lluvia o un radiante sol, con buen humor o con rabia, es decir, un día cualquiera, vulgar sin nada específico que lo hiciera relevante de alguna manera o por cualquier circunstancia especial. Pero contarte la historia fue como una transacción entre lo humano y lo divino, entre un ángel y un demonio, entre el eros y el dinero. Después, y visto desde ahora, con el paso del tiempo, todo resulta un malentendido. Y eso creo fue lo que tú pensaste, sólo un malentendido o quizá una brujería o, tal vez, ninguna de las dos cosas aunque quisiera poder definirlo.
Y ahora se me ocurre rememorar aquellas ideas que suenan a tópico: “Las cosas no pasan por lo que son sino por lo que parecen” y “lo que no se ve es como si no existiese”. Con toda seguridad el malentendido, lo que te dije, no fue, solamente pareció que lo era y entonces surgió un sueño de brujas invisible que por el mero hecho de serlo inculcó su inexistencia. Después de todo esto sólo cabe una pregunta: ¿Qué estamos haciendo los dos aquí, ahora, en medio de un mar de divagaciones, unas con mala leche, otras son simplemente sueños. Y sí, de repente, parece que lo recuerdo: ¡Dios mío, qué error por ambas partes!
Todo fue a partir de ciertas raras elucubraciones que sugirió una lectura que ahora no sé muy bien de qué ni de quién. De pensamientos extraños, de corazones rotos, de situaciones especiales que llevan a sugerir dos cosas fundamentalmente: 1º Si el corazón fuera capaz de pensar con toda seguridad, se detendría. 2º Seguramente, si no estamos solos en el universo (y no lo estamos), cabe la posibilidad de que el mundo, nuestro mundo, sea el infierno de otro planeta. Por eso, creo que es necesario tener amistades en cualquier parte porque no sé de quién fue la idea cuando dijo que los amigos te ayudan a levantarte (si vale la pena) porque los demás no saben, ni sabrán seguramente nunca, que te has caído.
Tengo más divagaciones y más tonterías de que hablar. Era inevitable. Fue a propósito de un extraño @mail que recibí de no sé dónde. Y sigo la consigna de un viejo profesor mío, quien opinaba que si se tiene algo que decir, se dice y punto. Yo pienso igual y creo también que lo volvería a hacer como un día, hace mucho tiempo. Te lo dije de otra manera pero te lo dije. ¿Y tú? Estamos locos, tarados pero, por favor, no mires atrás.
O así me lo parece