Balance 2009

Balance 2009

{mosimage}En estas épocas navideñas, solemos hacer un balance examinando como ha ido el año 2009 e intentamos proyectar el próximo 2010.

Después de la infinidad de análisis e informes que hemos leído este año, posiblemente nos dediquemos a analizarlo desde los aspectos macroeconómicos. Ha subido la tasa de paro, la morosidad crediticia, el cierre de empresas pequeñas, el déficit del Estado y el déficit de la balanza por cuenta corriente. Ha bajado el crecimiento del PIB, las ventas al por menor y los ingresos de hacienda, entre otros muchos indicadores. Con estos datos, evolución y previsiones nadie discute que ha sido el peor año de las dos últimas décadas.

En realidad, el “homo economicus” que tenemos dentro y que venimos comentando mensualmente en esta columna, no se puede conformar con ese razonamiento macroeconómico demasiado genérico para tomar decisiones y cambiar algunos comportamientos. Hemos de hacer un balance del año basado en un análisis individual, desde una perspectiva en la que realmente podemos incidir. Tendremos que hacer un resumen de nuestros bienes y de lo que debemos a terceros (bancos, familia…). La diferencia será nuestro balance real. Tenemos que decidir siendo conscientes de las consecuencias de nuestros actos económicos financieros necesitando una fotografía de cómo nos ha ido el año.  Sin embargo, para que este balance nos sirva como una herramienta de reflexión tiene que estar lo más detallado y concreto posible. Cuando lo hayan realizado podrán saber cómo la macroeconomía nos ha influido en nuestro pequeño mundo particular de cada uno de nosotros.

En la planificación de nuestras finanzas personales hemos de usar la “técnica del navegante”. El marinero cuando sale a zarpar sabe exactamente dónde quiere llegar y, en función de ello, traza la ruta que seguirá. Aunque las olas del mar le influirán llegará a su destino porque sabe lo que quiere. En nuestra organización económica no solemos actuar como los navegantes, sino pretendemos llegar a tener el máximo sin ser tripulantes y dejando al azar nuestro destino económico. Por un lado, es imprescindible saber lo que queremos con exactitud y, por otro, planificar cómo lo alcanzaremos para alcanzar nuestro propio éxito económico.

Este comienzo de año es un buen momento para pensar qué vamos a cambiar en nuestros hábitos económicos para el año que viene. Construyamos un prospero año. Feliz 2010.

Antonio Fdez Carracedo