Vaya tela con el Niño
{mosimage}El 6 de enero de 2010 pasará a la historia como el día en que la suerte por fin decidió mostrarle su mejor sonrisa a Castelldefels. Eso sí, esa sonrisa para algunos fue una mueca de puro hielo. ¿Por qué? Pues porque el número de la suerte, el 58588 -premiado con una fortuna millonaria en el Sorteo de la Lotería del Niño- solo encontró compradores en un 20% de sus series. Eso significa que el Gordo de dicho sorteo extraordinario, que repartía un botín de 120 millones de euros, tan “solo” dejó en nuestra ciudad 16 millones de euros. El resto, hasta 104 kilos, se los queda el Estado, a través de Hacienda.
Castelldefels salió en el mapa de la televisión, que es el único que parece contar en tiempos como estos. Durante un par de días el país fijó su mirada sobre ella, y sobre sus habitantes. Seguro que a muchos de ustedes les pasó en esos días. La gente, al enterarse de que eras un vecino de Castelldefels, te asaltaba con la pregunta de rigor: ¿Qué, te ha tocado?… Y no, esta vez tampoco me ha tocado la lotería. Pero bueno, si lo tenías al lado de casa –te acababan soltando. Para rematarte con la otra preguntita: ¿Por qué no compraste?… A lo que yo les respondía con otra pregunta: Quizá, ¿porque no sabía que el Gordo iba a ser vendido íntegramente en Castelldefels, y que además de entre todos los números de la administración número 1, el afortunado iba a ser el 58588?.
La suerte solo está para quien la busca, y evidentemente la mayoría de la población no buscamos esa suerte para el sorteo en cuestión. Cuando un número como ese, impreso en un boleto de lotería y con varias cifras repetidas, es devuelto en un 85% de sus series es porque el número resulta poco atractivo para el público comprador. El 58588 era un número feo, y a partir de ahora imagino que mucha gente cambiará de idea cuando vuelva a cruzarse en su camino con una suma de números tan poco agraciada “estéticamente”.
Otro cantar es el del pequeño grupo de privilegiados que ha resultado afortunado con esta primera lluvia millonaria del año. Vecinos todos de Castelldefels, algunos muy conocidos en barrios muy populares de la ciudad, y que en su pequeña biografía ciudadana esconden historias apasionantes. De unos se dice que tenían en su poder casi el 20% de los boletos premiados, y de otra familia, que se trata del séptimo premio de azar que les toca en suerte. En definitiva, una de buen rollo, de buena fortuna para empezar el año, que no viene nada mal, sobre todo a la vista de cómo sigue el panorama económico general. No deben pensar lo mismo aquellos que rechazaron la compra del inolvidable 58588. Alguien les ofreció ese boleto, y por feo desestimaron su adquisición. Ahí anidan otras historias personales apasionantes, pero hoy no toca hablar de ellos. Bastante tienen con lo suyo.