¿Quién recuerda?
{mosimage}Pasado el relumbrón, se han apagado los focos y los oportunistas han vuelto a su redil, Se veía venir tras las fotos de rigor, los actos anodinos y rimbombantes, tras las inauguraciones solemnes, tras las instrumentalización política al uso ¿inevitable?: todos los grupos parlamentarios votaron a favor de que este año fuera dedicado al poeta, pero ¿cuántos políticos lo han leído y saben de su obra aparte de tópicos? Estamos a mediados de año y ya casi nadie habla de Miguel Hernández. Y digo casi nadie, porque de él hablamos y nos acordamos los de siempre: los poetas, los que nos gusta la literatura, los que nos emocionamos con su ejemplo y con su obra.
¿Quién recuerda que estamos en el "Año de Miguel Hernández"? O como algunos horrorosamente le llaman: "Año Hernandiano 2010". Por supuesto que siguen los actos programados en toda España, de lo que me quejo es de la tiranía de los medios de comunicación y del hecho de que un evento dura lo que dura la noticia, de lo que dura la moda. Ya no hay disco de estrellas de la canción, ni personajes mediáticos que se apuntan a un bombardeo.
Acordarse de Miguel con dignidad es hacerlo como Pablo Neruda:
"Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!".
Y recordar y hacer inmortal a nuestro poeta es emocionarse en el silencio de lo más hondo al leer su "Perito de lunas", "El rayo que no cesa", "Vientos del pueblo"… Miguel, que murió de tuberculosis en la cárcel franquista de Alicante en la madrugada del 28 de marzo de 1942, tenía 31 años. Desde luego no voy a incluir en esta columna datos del poeta, los cuales pueden encontrarse con facilidad en múltiples páginas de esa formidable y controvertida herramienta llamada Internet; lo que si voy es recordar un breve fragmento de un poema suyo, tal vez, poco conocido con entonaciones ancestrales y amorosas. Y es que en Miguel Hernández, hay muchos poetas:
"Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda,
limpidez cuya extraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda."
Felipe Sérvulo
fservulo@hotmail.com