Soledades
{mosimage}Solo, estoy solo, absolutamente solo. Y, sin embargo, me siento rodeado de gente por todas partes. Tengo la sensación de oír voces, gritos insultantes, inconexos que no tienen ningún sentido coherente pero que están allí. Están y me amenazan con un vacío inmenso, incomprensible, ilógico de soledad
Sé que es como navegar en un mar sin agua o correr en un desierto lleno de multitudes de nada o volar sin aire o esperar sin esperanza, o creer sin fe ni lugar para albergar tus creencias. En definitiva, ser libre sin haber aprendido a serlo; vivir, ¿vivir? En un mundo nuevo, una nueva era en la que todos nos vemos mortales y, por tanto, iguales, repetidos y pese a ello solos, vacíos, creyéndonos llevar realmente llamas de una violencia elitista y exasperante. Y a esto lo bautizamos inconscientemente como libertad sin darnos cuenta que es una libertad fruto, sin duda, de una herencia perversa; pero la primera condición para ser libre es haber aprendido a serlo, no a heredarlo porque aprender a subordinar los impulsos a las exigencias de la convivencia social y convertirse en miembro fecundo de la sociedad, esto es civilización y sólo se es más libre si en realidad se es más civilizado, pero no hay que despreciar el puñetazo sobre la mesa para proclamar, si es preciso, un nuevo y diferente orden. Tal vez, con algo menos de contemplación y un tanto más de ejemplaridad. Sin renunciar pero, eso sí, madurando.
Porque madurar no es morir aunque lo parece. Si comparamos nuestro país con el resto de Occidente, está claro que aquí, entre nosotros, no intentamos ni tan solo entrenar nuestra sociedad en el ejercicio de las libertades. Todo ha tenido nombre y apellidos: militares, religiosos, tradicionalistas, dictatoriales. Somos adolescentes que no han tenido tiempo aún para madurar en nada o en muy poco. Civilizadamente.
Tal vez por esto me siento solo, como decía al principio, pero confío en abandonar pronto, muy pronto, toda esta soledad. Ayudémonos unos a otros con sentido común, sin terrorismos de cuerpo y alma. Seguro que será diferente. Y así nunca volveré a escribir una columna como esta diciendo otra vez: solo, estoy solo, absolutamente solo.
O así me lo parece
J.C.ALONSO DUAT
jcalonsoduat@gmail.com