Interrogantes

Interrogantes

{mosimage}Siempre es lo mismo. Siempre es diferente. Pero siempre estás tú delante de mis ojos, aquí conmigo. Como una provocación diabólica…, si es que existen las provocaciones diabólicas porque realmente uno sabe lo que son las provocaciones, pero es difícil identificarlas como diabólicas. Casi siempre son de uno mismo o de una misma según sea su origen. Pero creo estar bien seguro de que las provocaciones, por el mero hecho de ser provocaciones, no pueden ser angelicales sino todo lo contrario.

Y yo, una vez más, te vuelvo a tener delante a ti, hoja de papel en blanco, vacía, llena de posibilidades, sin duda, pero con la obligación de ocupar todas estas líneas en las que todavía parpadean ideas a veces locas, a veces serenas pero siempre reales y muy a menudo excesivamente sinceras. Tanto que me asustan a mí mismo y me obligan a detenerme. Pero ahora siento  mi mente como una confesión y me da miedo el hecho de la hoja de papel en blanco delante de mí…, vacía, ¡con tantas cosas que poder escribir!

Tengo la sensación de estar divagando y de que algo raro se ha interpuesto entre mis neuronas. Quiero creer que también algo así se ha cruzado ante vosotros alguna vez, y me siento más confiado y más seguro en esta lucha extraña con la hoja de papel. Pero ahora, en este momento, ya no me parece tan vacía. Las líneas se están llenando de frases, de palabras, de letras, no sé si de ideas o de tonterías pero están siendo invadidas, como otras veces, como casi siempre. Y me gustaría que, de nuevo, sepáis perdonarme el terror, honesto pero terror, de no tener respuesta a la pregunta de un examen importante o a la pregunta de la vida misma. Y sé que, como siempre, me lo vais a perdonar. Pero, pese a todo, siento ganas de llorar, siento clavado en mi cerebro el aguijón de una profunda ignorancia, el estilete de una duda indescifrable pero duda al fin, el interrogante histórico de un signo gramatical que puede abordar y definir toda una vida no escrita aún. Mi vida y tal vez la tuya también sin saberlo previamente. Pero no importa, alguien en un momento nos dictará, porque este extraño porvenir ya está escrito e incluso preconfigurado su final sin saberlo y sin ningún interés por conocerlo ya. Antes, ahora, nunca. Miro a mi alrededor y todo me confirma la diabólica idea de la hoja en blanco de nuestra vida. Una hoja que, a veces, hay que llenar lentamente, poco a poco, y otras a una velocidad de vértigo, insultante, arrolladora y sin saber el final de la novela porque línea a línea, frase a frase, se va llenando ese espacio nacido vacío. Y así va siendo mi novela, tu novela, nuestras vidas, nuestros interrogantes para los que hay que desear un final, una respuesta feliz si es posible. Y si no es posible también.

O así me lo parece

J.C. ALONSO DUAT
jcalonsoduat@gmail.com