Pase corto
{mosimage}Los días de verano ya se sabe que no son muy propicios para el cine: poco público, distribución perezosa y tres o cuatro películas de las grandes que se llevan lo poco que queda; y si encima hay mundial de fútbol, el panorama resulta poco menos que desolador. A mí, el tema del deporte rey la verdad es que me resulta bastante indiferente y nunca he participado en la euforia colectiva que supone eso de que unos u otros metan más o menos balones en las porterías contrarias. Sobre cine y fútbol tampoco creo que haya un campo demasiado interesante donde perderse (mucho más interesante es, por ejemplo, la relación con el boxeo o el atletismo y por supuesto con el alpinismo y los deportes de riesgo). Pienso un poco y, desquitando comedias sin interés como “El penalti más largo del mundo” (Roberto Santiago 2005), p.ej., alguna que otra cinta ya entrada en años a lo “Evasión o victoria” (John Huston 1981) pongamos por caso, sólo quedan en el baúl de la memoria cosas como aquella sorpresa que se tituló “Buscando a Eric” (“Looking for Eric”, Ken Loach 2009) y que jugaba de maravilla con la figura de Eric Cantona, o la agradable “Quiero ser como Beckham (“Bend It Like Beckham”, Gurinder Chadha, 2002); poca cosa más.
Sin embargo, este año el fútbol nos ha traído un excelente regalo que personalmente agradezco mucho: Canal+ ha programado durante este periodo tan veraniego y futbolero una serie de cortos bajo el título de “Historias de campeones”. Se trata de siete trabajos realizados en siete países que alguna vez han ganado el Mundial y en todos, es lógico, el fútbol tiene una presencia más o menos relevante. Los siete cortos son marcadamente diferentes y cada uno se encamina por derroteros dispares, pero todos ellos tienen una factura impecable, son pequeñas obras de arte y todos ofrecen una visión del deporte totalmente diferente a lo que cabría esperar; en ningún caso, por ejemplo, son protagonistas los jugadores o los partidos y la mayoría de las acciones se desarrollan lejos de los estadios pero siempre con estos como referencia. Son películas de entre diez y quince minutos que ayudan a reflexionar, que conmueven, que miran de otra manera y que nos vuelven a demostrar que el cortometraje es cine puro, de pase corto pero intenso, magia en imágenes.
Os explico de qué va cada uno, por si todavía tenéis la oportunidad de verlos:
– Argentina, (campeón en 1978 y 1986). Dirigido por Sergio Teubal el corto “¿Quién es Echegoyen?” es la historia de un trabajador de banco que, de improviso, se ve al mando de la venta de entradas para la final de 1978. Un relato muy argentino donde los personajes están en el filo entre el estereotipo previsible y la caricatura sorprendente sin caer ni en lo uno ni en lo otro.
– Alemania, (1954, 1974 y 1990). “Esposas de futbolistas” de Martin Waltz nos muestra tres mujeres en la barra de un bar que miran en la televisión el partido que juegan sus maridos. Un único plano cargado de mala leche se enriquece con sus comentarios y su visión del mundo del fútbol. Sin levantar el tono, sin despeinarse, pero arrollando.
– Uruguay (1930 y 1950). El corto uruguayo se titula “For export” y está dirigido por Alberto Moratorio. La acción arranca en el 48 con una vaca y su predilección por el palo izquierdo; dos años después acabará siendo el cuero con el que se confeccione el balón que se usará para la final de 1950. Como dice al principio Alcides E. Ghiggia, campeón del mundo en aquella competición: “Hay historias que son difíciles de creer”.
– Brasil (1958, 1962, 1970, 1994 y 2002). Flavio Morales en “La regla del juego” nos explica las reglas de “pelada”, el fútbol que se juega en los descampados. Un corto que demuestra que el fútbol no tiene ni edades ni fronteras y que los brasileños tienen sus propias reglas. Morales lo hace a través de un grupo de chavales que juega en la calle, una niña que sólo piensa en el fútbol y una voz en off que nos explica todo lo referente a la pelota, el árbitro, las porterías, el terreno de juego, las faltas y otros aspectos significativos del reglamento de juego. Divertida y sorprendente.
– Inglaterra (1966). En “La pelota” de Katia Roberts, una niña juega sola al fútbol en una calle desierta mientras un niño de actitud extraña la mira desde su ventana. Dos personajes solitarios que, con sus respectivos problemas de comunicación y sociabilidad, acabarán relacionándose gracias al juego con la pelota. Hermosa, sencilla, casi sin palabras es una pieza contundente y muy humana.
– Italia (1934, 1938, 1982, 2006). “Segundo tiempo” de Matteo Pellegrini se centra en un vigilante de puerto que descubre un grupo de ilegales hambrientos y con un bebé escondidos en un contenedor. Ante la visión del grupo y la alegría de sus compañeros de trabajo que están pendientes de la final de fútbol, decide hacer la vista gorda y permitirles llegar a la comida. Un cuento con sentido solidario, pocas palabras y miradas que lo dicen todo, muy cinematográfico y muy actual.
Fernando Lorza