Tu actitud te define, tú eliges!

Tu actitud te define, tú eliges!

{mosimage}Definición de la Real Academia Española; Disposición de ánimo manifestada de algún modo.
¿Qué es exactamente la actitud? Podríamos describir este concepto como la forma de actuar de una persona o el comportamiento que emplea un individuo para hacer las cosas. En este sentido, puede considerarse como una especie de motivación del carácter, por tanto, secundario, frente a la motivación biológica, de tipo primario, que impulsa y orienta la acción hacia determinados objetivos y metas.
En la Psicología Social, las actitudes constituyen valiosos elementos para la predicción de conductas (observando las actitudes de las personas sabremos cómo se van a comportar frente a las diferentes situaciones). Entonces, si consideramos que la actitud se refiere a un sentimiento a favor o en contra de un objeto social (situación, persona, grupo, actividad etc.), podríamos preguntarnos: ¿puedo elegir mi respuesta frente a dicho objeto social? Es decir, ¿puedo elegir mi estado de ánimo frente a algo de lo que me ocurre? Y la respuesta es ¡SÍ!

Como he marcado al inicio, cuando algo nos ocurre, hay una tendencia biológica inicial que nos impulsa a manifestarnos de una determinada manera; por ejemplo, hay gente que se muestra preocupada, otra gente motivada, algunos disgustados, algunos positivan siempre las situaciones, otra gente tiene tendencia pesimista, hay gente que oscila…pero…, ¿qué pasaría si no nos gustase/conviniese ese impulso? ¿Cómo podríamos modificarlo para presentarnos de otra forma ante nuestro micromundo?
Primero, como siempre, está indicado un momento de reflexión, así que vamos a pensar…, ¿cuál es tu actitud global frente a lo que te ocurre? Por ejemplo, imagina que ahora mismo te ocurre algún contratiempo, (imagínate uno cualquiera) ¿Qué crees que es lo primero que pensarías? ¿Te dejarías llevar por el sentimiento de frustración o en seguida estarías pensando en una forma de enfrentar dicho contratiempo? Esa es la actitud que te define, y esta es la base de la que partes, ahora debes saber que tu mente puede tener un papel activo en todo esto, teniendo siempre en cuenta que las preocupaciones privan a la mente de toda su energía, porque te obligan a estar anclado en el inmovilismo y no te dejan buscar una vía de solución válida.

Creo que la frase que más se adapta al concepto que presento es la siguiente: “la mente es un magnífico criado, pero un amo terrible”. Por ello, si sabes domar y manejar aquello que produce tu mente, vas muy bien, si tu estado anímico define tu conducta, algo no funciona.

El objetivo sería fomentar en tu forma de ver las cosas, lo que se llama una actitud positiva, para ello deberás desarrollar algunas virtudes de forma previa, labor nada fácil, pero sí posible; una de ellas sería la motivación y la otra la confianza. Este trabajo que tienes por delante no es infructuoso, va a servirte para el resto de tu vida. Respecto a la motivación, primero, definámosla: la motivación son los estímulos que mueven a la persona a realizar determinadas acciones y persistir en ellas para su culminación, debes saber que los estímulos puedes decidir producirlos tu mismo; ej., cada mañana puedes levantarte de mal humor, porque es lunes o puedes influenciarte pensando en que puede ser un día nuevo con muchas oportunidades de disfrutar de las pequeñas cosas, relegando a un segundo término las dificultades (es decir, no dedicándole ni un segundo a pensar en las preocupaciones, al menos en ese momento inicial). La motivación significaría pensar que eres capaz de manejar tu día a día y la Confianza, el saber que sí puedes hacerlo. Para adquirir la confianza, debe cultivarse el difícil arte de la autoestima, hablo de cultivo porque la autoestima, el creerse y saberse capaz, es una labor que debe trabajarse toda la vida, no es algo que se consiga espontáneamente, sino que parte de una semilla que debe seguir todo su proceso de crecimiento; por ello, debes reconocerte primero capacidades, tanto como defectos, dejando de pensar que la solución a tus problemas está ahí fuera, porque, en ese caso, te confundirías y mucho. La solución siempre está ahí dentro.