Cuaderno de madrugadas


Cuaderno de madrugadas

{mosimage}Nunca veréis en esta columna que os recomiende el texto de alguien que, aprovechando su fama en otro medio, nos endosa un libro por Sant Jordi. Difícilmente recomendaré un superventas o best seller y raramente un Premio Planeta. En primer lugar porque este columnista no se acerca a ese tipo de literatura y mal puede recomendar lo que desde la base ya no le gusta. Además esos autores tienen un tropel de periodistas rendidos que, sin duda, le incensarán profusamente.

Viene esto al caso porque me encuentro una legión de buenos escritores que nunca alcanzarán el reconocimiento que se merecen. Sí, ya sé que la fama es caprichosa, pero por ese motivo debemos ceñirnos y debemos hablar de la literatura honrada que emociona.

José Costero es un prolífico y excelente autor. Novelista y poeta, miembro esencial en el funcionamiento de la asociación cultural El Laberinto de Ariadna. Creador de un personaje, el detective Ruano que nos ha hecho disfrutar en sus novelas "Es peligroso asomarse", (2001); "No pisar el césped", (2002), "La pantufla del ahorcado", (2003) y "Vivir en orsay" (2006). Ruano es un peculiar personaje, el antihéroe que siempre nos muestra lo evidente: el poder y la codicia humana ejercida por los poderosos avasallan impunemente la condición humana. Los que conocemos a José Costero, no nos cabe la menor duda que Ruano es su "alter ego", veterano luchador por las libertades en otros tiempos menos contemporizadores, pero más estimulantes, que los actuales.

Pero no se acaba aquí el enumerado de los libros de nuestro autor, tiene publicados seis poemarios, dos ensayo: "13 suicidas 13", "Otro Eros" y su última obra, "Cuaderno de madrugada". Editorial Corona del Sur, Málaga, 2010, a cuyos miembros, contertulios suyos, nos recuerda al final del libro. Libro que dedica a un íntimo amigo suyo prematuramente fallecido: Paco Seguí.

El libro es una veintena de breves textos escritos a lo largo de sus alboradas insomnes, en las que el autor es atrapado y se plantea "vivir o escribir" o para ser más explícitos en la cuestión tenemos sus propias palabras: "¿Puede acaso la escritura usurpar o sustituir la propia existencia? Una posible respuesta nos la adelanta la contraportada del libro citado: "Probablemente eso de escribir sea una forma de sobrevivir, el simple y la vez patente testimonio de aceptar que todo humano está condenado a una ineludible infelicidad y escribir sea una falsilla a la que uno puede acogerse a liberadoras utopías". Clarificadora reflexión que nos da algunas claves de "Cuaderno de madrugadas", en donde José nos hace cómplices y nos avecina personajes entrañables que comparten sus desvelos: Mozart y su música "fieramente humana". Edgar Alla Poe, que se topa con él en "El fondo de la botella". Baudelaire, el cual vivió "Suicidándose poco a poco", Stevenson: "Se dormía creyendo escuchar el frenético galopar de un jinete solitario cruzando la noche, cuando en realidad era una rama de árbol que el viento golpeaba contra la ventana". Y se encuentra "En el diván, de palique con herr doctor", cuando trasnocha con Freud. Con Chéjov, mira "Por el ojo de la cerradura". Marcel Proust: "Una gardenia para monsieur".

Sigue con James Joyce, que "escribió la Biblia literaria con su Ulises". César Vallejo: "No pronunciarás su nombre en vano". De Salvat Papasseit nos recuerda sus principios: "Jo no vull allistar-me sota de cap bandera". Búster Keaton o "La imperturbable dignidad". Antonin Artaud del que piensa como otros, que su obra es "el trabajo demente de un demiurgo". Fitzgerald y su "Bourbon, con hielo", para el fracaso… O Faulkner, o Beckkett, o Bar tra, o Camus: "Cancerbero de la conciencia", que emparenta con los acordes de Serge Gainsbourg. Con Thomas Dylan, al cual le daba "dolor físico escribir un poema". Blas de Otero, que le bastaba con ser hombre y Silvia Plath:"Mi tragedia es haber nacido mujer"…

¡Tantos autores que recuerda, tantos por recordar! Vigilias agotadoras, resacas de espectros, literatura, armonías y recuerdos. Páramo donde José Costero acoge en plenitud las palabras del maestro Borges "Que otros se jacten de los libros que han escrito. Yo me enorgullezco de los que he leído".

Amanece en Castelldefels.