Plan B

Plan B

{mosimage}Últimamente, con temas de actualidad como las políticas de déficit público y de las mejoras de la competitividad de la economía se han puesto de moda términos como Plan A y Plan B. No quiero entrar si a nivel macroeconómico son necesarios o no, pero sí que considero la aplicación de este concepto, a nivel individual, una magnífica práctica.

El Plan B es un proyecto paralelo a nuestro Plan A, es decir, a nuestra actividad principal, que nos genera una fuente de ingresos adicional siendo un punto de apoyo en caso de que falle nuestro plan principal. Sería nuestro plan de contingencia.

Si algo hemos aprendido en una época como la actual al existir demasiados factores externos que crean incertidumbre en las expectativas empresariales, es que nadie nos garantiza la permanencia en el empleo. El estrés de pensar en qué será de nosotros si lo perdemos, está afectando a demasiadas personas que se arrepienten de no haber empezado a cultivar un Plan B para no quedarse en el aire cuando le falle su trabajo primordial. Aunque es la situación de la gran mayoría, es una temeridad tener ingresos que vengan de una sola fuente al demostrarse que nada es “fijo”, ni nada está “asegurado”.

Un Plan B no sólo se refiere a crear una empresa, ese sería el mejor de los casos, también puede ser participar en algún negocio de otra persona o ayudar en algún trabajo eventual. Incluso puede llegar a ser un hobby al que le podemos sacar rendimiento. Está claro que cada uno de nosotros tenemos habilidades, conocimientos y aptitudes que otras personas pagarían por ellas. Posiblemente sea el momento de sacar a flote esas ideas y llevarlas a cabo. No es mala idea reunir a toda la familia para crear un 'brainstorming" (lluvia de ideas), y ver cómo pueden todos cooperar para salir adelante.

Curiosamente, a pesar de que es un concepto conocido, poca gente lo tiene. El principal impedimento somos nosotros mismos y nuestra serie de creencias limitadoras, como estar tan acostumbrados a un esquema de trabajo tradicional que el resto nos parece inalcanzable. Por otro lado, al principio el Plan B se puede llevar a cabo en nuestro tiempo libre y no todo el mundo está dispuesto al esfuerzo inicial que requiere arrancar un proyecto. Muchas veces lo vemos, pero no estamos convencidos de si soportaremos el reto. El Plan B requiere  un poco de ambición emprendedora en nuestras venas.

Duerman con esta idea y ojalá se despierten para la acción.

Antonio Fdez Carracedo