Del crecimiento al hundimiento
{mosimage}En el año 2000 España era la envidia del mundo entero, por su crecimiento y fortaleza económica. Pero, como ya decían muchos expertos, un modelo basado en el ladrillo y nula competitividad, ha generado que esta actual crisis destroce el país. En 1998, España entró a formar parte de la Unión Monetaria Europea, este será unos de los hechos más importantes de su historia. A principio de la década, todo iba de fábula, la economía crecía y se creaba empleo, lo que facilitó que en 2006 se llegara al superávit del PIB, las cuentas de la seguridad social estaban saneadas, además se podían permitir bajar los impuestos directos e indirectos. En 2001 se produce un hecho inesperado, el terrorismo ataca a EE UU, esto causo el desplome de todas las bolsas mundiales, provocando que la confianza se derrumbara, que el petróleo se encareciera, este hecho hará que la economía española se vea afectada y crezca a un ritmo menor en 2002 y 2003.
En 2002 doce países de la UE se unifican con una única moneda, el euro, esto implica ceder competencias nacionales en política monetaria al BCE.
El 11 de marzo de 2004, España recibe el mayor atentado de la historia, tres días después se celebran las elecciones y Zapatero vence por mayoría simple.
La inflación será una de las mayores trabas para nuestra competitividad, a pesar de la bonanza. En 2007 salta de nuevo la alarma en EE UU, con las hipotecas “subprime”, o de riesgo alto. Esto se contagia por todo el planeta y es a partir de aquí que empieza el hundimiento. La concesión de créditos se contrae, el petróleo sube como la espuma, esta situación ataca de lleno a la economía española. Al estallar la burbuja, en pocos años la construcción pierde el 100% del empleo y el PIB cae entorno al 4%, a esto le tenemos que sumar la bajísima productividad y la falta de competitividad. Aquí se acaba el sueño de una noche de verano y la crisis llega al ciudadano sin compasión. El desempleo se dispara hasta rozar el 20%.
Nadie se fía de que España pueda pagar su deuda, con lo cual la prima de riesgo es muy elevada.
Ahora mismo, la situación es radicalmente distinta a la de hace diez años, pero era de esperar que pasara algo similar, no era normal crecer tanto sin aumentar la productividad ni la competencia, no se aprovecharon bien las cartas y ahora estamos sufriendo lo que nosotros mismos hemos sembrado.
Guiomar Llorià Montaner
Agente Bankinter Castelldefels