De rumores malintencionados
{mosimage}No les descubro gran cosa si les digo que estamos ya de lleno metidos en campaña electoral. Y nuestra ciudad se ha convertido en una de las “piezas” más codiciadas por todos los partidos políticos catalanes. Los comicios municipales del 22 de mayo llevan ya algún tiempo agitando todo tipo de ambiciones personales. Se diría que hay formaciones, cuyos representantes municipales se hallan en estado de ansiedad permanente. La erótica del poder les llama, y la posibilidad, cada vez más cercana, de acariciar sus dotes de mando les puede llevar a poner en práctica cualquier estrategia preelectoral, con tal de noquear al contrario.
Castelldefels, por volumen de población, por recorrido histórico y por peso administrativo en entes provinciales y metropolitanos; servirá de escenario para una de las diez principales batallas electorales que la próxima primavera dibujarán el mapa político de Barcelona y de su principal corona urbana del extrarradio. De ahí que todos los políticos de ámbito local en Castelldefels estén ahora tratando de hacer valer sus mejores cartas sobre el tapete preelectoral.
Sin embargo cabría recordarles a todos ellos que las normas del juego democrático están para ser cumplidas. Y que las malas artes, al final te pueden acabar haciendo una campaña electoral; cierto, pero en tu contra. En las últimas semanas muchos vecinos del barrio de Canyars han vivido con desasosiego por culpa de un rumor malintencionado. Alguien se ha encargado de extender ese bulo por la zona. Se trataba de hacer creer al vecindario allí residente que en la promoción de 135 pisos de protección oficial, destinados a alquiler, y que se ubicarán en la calle General Palafox, iban a ser instaladas decenas de familias de una determinada etnia, que procederían de un conflictivo barrio de El Prat de Llobregat.
Sin base, sin sustancia, sin fundamento alguna, sin pruebas; y lo que es peor, agitando el fantasma de la xenofobia y el rechazo clasista; algunas personas han querido crear un caldo de cultivo de cierto malestar social, propicio quizá para los intereses de algún partido político. El gobierno municipal actual, comandado por PSC, CiU e ICV-EUiA, ha tenido que salir al paso de forma tajante ante el cariz que estaban tomando esos rumores entre el movimiento vecinal de Canyars. El consistorio ha desmentido la veracidad de ese supuesto traslado masivo de futuros vecinos, ajenos a la ciudad y potencialmente “conflictivos”.
Harían bien todos los agentes políticos de Castelldefels en cuidar los contenidos y las formas de sus respectivas campañas. En democracia las elecciones se ganan en las urnas, y a ellas deberían acudir los votantes sin falsas informaciones a cuestas, que podían condicionar de forma perversa el sentido de su voto.
benicoro@hotmail.com