Nuestra memoria sentimental

Nuestra memoria sentimental

{mosimage}Febrero “Febrerillo loco, un día peor que otro”,ha traído dos noticias que apenas han destacado entre la vorágine de los levantamientos en los países musulmanes. Estas noticias, a pesar de su escasa trascendencia en el devenir de la sociedad, nos indican, en cambio, las conclusiones de nuestra propia limitación como seres humanos. Y es que, a menudo, el ver reflejada la miseria ajena, no hace percibir mejor nuestros propios fracasos y la fragilidad de la vida: tempus fugit.

El primer escalofrío lo sentí cuando leí por Internet la muerte de la actriz María Schneider. Y si digo que la noticia la leí por Internet, es porque este medio  es mucho más rápido en difundir las noticias, junto a la radio, que el convencional diario de papel, del que sigo siendo un fiel consumidor, pero el mundo cambia deprisa, muy deprisa y, quizás, estamos en el principio del fin de la prensa escrita. Al menos, tal como estamos acostumbrados a verla.

Desde luego, María Schneider no ha pasado a la historia del cine como una gran actriz, ni a los más jóvenes les dirá nada su nombre, pero para los que ya tenemos “una edad”, María fue uno de nuestros iconos eróticos más preciados en una época, que ahora recordamos con nostalgia, pero que sin duda fue triste para muchos: el tardofranquismo. Ella junto al sublime Marlon Brando, protagonizó en 1972 “El último tango en París”, que dirigió Bertolucci.

La película se caracterizó por un erotismo inusual para la época y marcó un “antes y un después” en la historia del cine. En particular, una escena en la que Brando sodomiza a nuestra heroína utilizando mantequilla como lubrificante. Esta escena y el tratamiento novedoso del desnudo de la mujer (tomas frontales) hizo que causara un gran impacto en la sociedad de la época. En especial en nuestro país, donde miles de españoles pasamos los Pirineos para ver la película en Perpignan, ya que aquí, ¡cómo no!, estaba prohibida.

María, lo hemos sabido años después, no asimiló el éxito, ni el escandalo y la película le condicionó toda su vida y, por ese papel, según expresó ella misma, sufrió una grave crisis personal. Tenía sólo 19 años, ha muerto con sólo 58.

Otra noticia que me ha llamado la atención, es el desahucio y futuro derribo de la “Casita Blanca”, tal vez el “meublé” más querido de Barcelona. La Casita, que se edificó en 1912, estaba abierta las 24 horas del día y, en sus primeros años de funcionamiento, marcaba diferencias con el ambiente canalla de La Rambla y con el por entonces, llamado Barrio Chino. Por las habitaciones de La Casita, han pasado generaciones de amantes.

El "meublé" cierra por decisión municipal y tal vez la zona será remodelada por un urbanista de prestigio que dejará su impronta. Tal vez los niños jueguen felices en la zona verde que parece, se va a convertir. Pero lo que demuestran algunos políticos con esta decisiones, es su absoluta falta de sensibilidad y en aras de una modernidad mal entendida nos arrebatan nuestra memoria histórica y sentimental.
Nos avasallan.

Felipe Sérvulo
fservulo@hotmail.com