Madurez
{mosimage}Al fin la puerta se abrió. Tras el modesto esfuerzo de forzar la cerradura y romperla, me permitió buscar sobre la mesa de mi despacho un @mail de Mario Andrade y que en su momento me impresionó. También es cierto que cuando lees alguna cosa en un momento determinado, fácil y especial, el efecto de la lectura puede ser diferente incluso para el mismo autor que la inspiró. Lo más seguro es que este momento denominado, fácil y especial, también lo fue en el momento de escribir.
Mario Andrade, que figura como poeta, novelista, ensayista y musicólogo brasileño, es el autor de un mensaje que lleva por título: ”El valioso tiempo de la madurez”. Este ensayo comienza contando para muchos el tiempo que nos queda por vivir y es bastante menor hacia delante que el que hemos vivido hasta ahora. Ya no queda espacio para soportar reuniones interminables en las que se discuten estatutos, normas y reglamentos sabiendo que no van a servir de nada o casi nada. Y lo que es muy grave es que no podemos perder el tiempo para soportar absurdas personas que, pese a su edad, no han crecido ni alimentado sus neuronas; en una palabra, mediocres con egos inflados, maniobreros, ventajeros y probablemente inmorales. Dice Andrade que detesta los efectos que produce la lucha por un cargo determinado porque el alma a cierta edad tiene prisa. No puedo evitar aquella frase de Pedro Crespo en el Alcalde de Zalamea que al rey la hacienda y la vida se a de dar pero el “honor es privilegio del alma y el alma sólo es de Dios”.
No, esta columna no va a ser, no es, un tratado de ética ni de religión. Es simplemente como un chico al que le han regalado un paquete de golosinas; al principio, le gustan muchísimo pero cuando vio las pocas que le quedaban comenzó a saborearlas profundamente. Porque yo quiero vivir al lado de gente humana, no de ególatras que saben reír pero se inflan con sus éxitos. Que no huyan de sus responsabilidades. Defensores siempre de esa cosa rara que se llama dignidad, honradez, que es lo que vale la pena. Y son dos palabras de las que me gustaría recordar la definición que da el diccionario por si hay que cambiar en el día de hoy de criterio. Estoy ansioso por ahora de disfrutar de las pocas golosinas que me quedan. En definitiva, me gustaría, quiero creer que como a todos, llegar satisfecho a la meta en paz con aquello que yo quiero y con mi conciencia (otra palabra que habría de revisarse en el diccionario). También a ti te lo deseo y a todos porque es una forma vulgar o espectacular (no importa) que también llegará para ti el mismo destino, sin querer, y siempre de forma imprevista pero casi nunca sorprendente.
O así me lo parece
J.C.Alonso Duat