RUMASA, una nefasta inversión permanente
{mosimage}Si la memoria no me falla, Sofico fue el primer fracaso en inversión financiera de las últimas décadas. A continuación, cayó Afinsa / Fórum Filatélico y recientemente Nueva Rumasa. El denominador común de los inversores corresponde a pequeños ahorradores que se vieron deslumbrados por una rentabilidad elevada que les impidió ver el enorme riesgo asumido. Debemos aprender de estos fracasos y no olvidarlos jamás. Han pasado 30 años de la expropiación de Rumasa, y Miguel Boyer, entonces superministro de Economía, y el empresario José María Ruiz-Mateos, vuelven a estar de plena actualidad. Hoy Boyer pasa a presidir la Comisión Asesora de la Competitividad de un Gobierno socialista y Ruiz Mateos está a punto de perder de nuevo su holding a manos de sus acreedores. Un retorno que parece indicarnos que casi nada cambia, que todo permanece, que los problemas son los mismos, que seguimos siempre dando vueltas a la misma noria. El reciente nombramiento de Miguel Boyer como asesor de esta comisión de la competitividad hoy creada y la triste actualidad de los Ruiz Mateos que parecen haber estudiado empresa en una timba, vuelve a traerme esa idea de que avanzamos poco y estamos siempre enfrascados en las mismas historias con las mismas personas. Tampoco ha cambiado tanto la economía con respecto a hace 30 o 40 años. Creo que seguimos buscando el modelo económico como ocurrió en 1975 con la crisis del petróleo, que nos vino a decir que toda nuestra industria estaba obsoleta con el encarecimiento de la energía. Ahora también pasamos por otra crisis energética con el Brent acercándose a los 120 dólares por barril. Grosso modo y salvando las distancias –con sus ventajas e inconvenientes- de la una moneda única, nuestra inflación sigue siendo la más alta de nuestro entorno, un punto por encima de la de nuestros socios. Nuestro paro es el doble de la media, sin apoyarse ya en la migraciones masivas de los sesenta y setenta, y seguimos teniendo los tipos de interés más altos, aunque bien es cierto que lejísimos de los de aquellos tiempos. Treinta años después, nuestro modelo económico ha estado y sigue estando basado en la construcción –recordad el fuerte empuje del sector en los sesenta y primeros años de los setenta- y en el turismo como nuestra principal fortaleza exterior. La industrialización es, si cabe, aún más pobre con la deslocalización de la producción, tal y como ocurría hace también 30 años. Cuando en los pasados años creíamos haber cambiado nuestros desequilibrios, estamos nuevamente cayendo en los mismos. Únicamente, la internacionalización de la empresa española pone el contrapunto de este estancamiento de nuestra economía que se mueve demasiado poco y que no termina nunca de romper sus círculos viciosos. Para muestra, Miguel Boyer y José María Ruiz Mateos.
Nuevos tiempos revueltos con similares protagonistas que me llevan a recordar el consejo de mi abuelo: “Desconfía siempre de los que te ofrezcan duros a cuatro pesetas”. O lo que es lo mismo: confíe sus ahorros a entidades de probada solvencia y antes de tomar una decisión arriesgada considere las indicaciones efectuadas por profesionales del sector financiero avalados por una experiencia probada.
Pere Picó Arguedas
Agente Bankinter Castelldefels.