La edad del cambio
{mosimage}De repente un día tu hijo pasa de ser aquel niño al que hay que cuidar, proteger y educar a un proyecto de adulto, que a sus doce o trece años empieza a pedir, exigir e intentar desprenderse de todos aquellos cuidados que tu habías decidido brindarle incondicionalmente. Ni quiere hacer caso de tus consejos, ni tampoco escuchar aquello que, en realidad, ya ha oído tantas y tantas veces, ahora el preadolescente solo quiere que lo escuchen y especialmente que lo consideren como un ser independiente.
Los padres no saben qué ocurre, ya que solo observan discusiones y negativas por parte del hijo. La transformación es tan rápida y brusca en los chic@s que muchas veces no da tiempo al padre a comprender qué es lo que está pasando.
¿Son esto problemas de relación?, se preguntan los padres.
En realidad no, esta es la siguiente etapa, y en esta etapa el cambio que ha de producirse no solo es el del hijo, que está sufriendo una transformación interna y externa, que además le produce malestar en muchas ocasiones, esta etapatambién precisa del cambio de los padres que autoricen al chic@ a ser un adulto.
En este momento el niño necesita que el padre también haga su transformación, que pase de ser un padre que dice cosas a un padre que primero escuche, y especialmente el cambio del padre, consiste en cambiar su función de educador a la de orientador.
Así, debería aparecer una transformación en los padres en su forma de comunicar, ya no funcionan las órdenes. Ahora será absolutamente imprescindible el diálogo en casa, deben empezar a aparecer los acuerdos entre los miembros de la familia que permitan la convivencia entre todos. Si los padres no pudieran realizar esta transformación, cosa que sucede a menudo, debido a que este cambio de los hijos produce una desubicación familiar, es cuando aparecerían las discusiones y las rivalidades que darían lugar a un malestar familiar.
El niño se encuentra inestable, su cuerpo está cambiando demasiado deprisa y cuando se mira al espejo, no se reconoce. Además, su nueva imagen nunca es tal y como él la había soñado, entonces el chic@ se angustia.
También el niño reclama salir de casa y andar por el mundo solo, cuando en realidad no está preparado y los padres, entonces, quieren protegerlo muchas veces de ello, evitando darle la autonomía que el pequeño precisa. Para preparar a un niño a caminar por el mundo, la única vía es la de la propia experiencia, por ello deberá ir aprendiendo poco a poco con la técnica del ensayo-error a construir su propio universo, y los padres deberán estar preparados para ayudar a su hijo, con fortaleza, en esta nueva etapa que va a producirse de forma inevitable.
Monica Dosil