Aprendiendo a tomar el sol

Aprendiendo a tomar el sol: Prevención del cáncer de piel

{mosimage}Tras la exposición al sol, si tenemos lesiones en la piel, deberíamos revisarlas, especialmente aquellas que midan más de medio centímetro, que estén pigmentadas en su mayoría desde el rojo al negro, de superficie asimétrica y de bordes irregulares. Si las lesiones han crecido o cambiado de color debemos acudir a nuestro médico para descartar una lesión maligna de la piel.

El melanoma maligno es la lesión cutánea más peligrosa ya que posee el poder de hacer metástasis. Aunque sólo es el 4% de todos los tumores de la piel, es el responsable del 80% de las muertes por tumores cutáneos. Es más frecuente en mujeres que en hombres, aunque en los últimos años se está produciendo un incremento espectacular entre los varones.  La mayoría aparecen en edades cercanas a los 50 años y es rara antes de los 20. La población blanca tiene mucho mayor riesgo que la negra de padecerlo. Desde los años 70 ha aumentado su incidencia pero también se ha reducido la mortalidad por su causa.

Entre los factores de riesgo y predisponentes existen los de carácter familiar, mediados por alteraciones de los genes, que pueden transmitirse y afectar a varias personas de una misma familia. Padecer un nevus (lunares grandes, a veces de nacimiento)  también puede aumentar el riesgo. Aquellos que ya han padecido un melanoma cutáneo tienen 10 veces más riesgo de volver a desarrollar un segundo tumor; aunque es más frecuente en los dos primeros años desde el primero, el riesgo puede extenderse hasta después de 20 años. Las personas que han recibido tratamiento inmunosupresor por haber sido trasplantados (por ejemplo de riñón) pueden tener mayor riesgo. También los trabajos en los que se está expuesto al alquitrán o a compuestos arsénicos pueden favorecerlo.

El riesgo de padecer un melanoma es mayor en aquellas personas con sensibilidad al sol, de piel clara y pelirrojos, que tienen menor producción de melanina tras la exposición al sol o radiación ultravioleta,  y que poseen una menor protección. Pero el riesgo más común es la exposición abusiva no correcta al sol y a las radiaciones ultravioletas, ya que pueden causar cambios genéticos en la piel impidiendo su correcta función. Aumentan el riesgo de enfermedad los baños solares en especial en los niños, siendo el total de exposición solar y los baños solares de bronceado proporcionales al riesgo de desarrollarlo en las personas blancas.

Las medidas de prevención son, como siempre, fundamentales. Debe evitarse la exposición solar en horas de mediodía, sobretodo si son prolongadas, usar ropas adecuadas para protección de la piel, gafas de sol, y cremas protectoras con factores superiores al 15 (aplicadas correctamente), así como evitar las quemaduras solares y abusos de repetidos baños solares y de bronceado. Si existe historia familiar de melanoma el control periódico dermatológico médico es conveniente como prevención secundaria. Su médico considerara la biopsia diagnóstica ante lesiones sospechosas que haya podido detectar.

Las lesiones de poco espesor  y sin signos de diseminación a distancia presentan mejor pronóstico consiguiendo en estadios iniciales supervivencias del 85% a los 5 años. Aunque existen tratamientos médicos complejos según el estadio, la prevención y  el diagnóstico precoz con la extirpación local es el tratamiento deseado con mejores resultados.