Gaga
{mosimage}Cuando empecé a escribir esta columna, se estaba emitiendo por televisión un vídeo de Lady Gaga que, seguramente, habéis visto todos y todas, y que tenía como tema central a otro personaje famoso, de la historia conocida, por su nombre propio: Judas. Como en tantas otras cuestiones, descubriremos un elevado porcentaje de realidades que tienen, con toda seguridad, estos personajes lo cual me impide, por supuesto, comentar abiertamente sus características o simplemente poder opinar, sin hacer el ridículo, sobre sus peculiaridades discriminatorias. Pero debo confesar, en principio, la ausencia de la más mínima y aparente preferencia por ninguno de los dos. Sin embargo, es justo reconocer la existencia de cierta comunidad de cosas entre ambos porque nadie puede negar ni la más antigua personalidad histórica, trascendente de Judas ni la muy moderna expresividad artística, trascendente también, del fenómeno Gaga.
Bien, ¿y qué significa todo esto? No es más que un intento absurdo de relacionar dos identidades que no tienen, en principio, nada que ver entre ellas sin ningún significado que pueda ser capaz de unir las realidades de ambas. O al menos lo parece. Pero no es cierto. Empecemos con la figura de Judas, el traidor, ya que todos los libros se empeñan en demostrarnos la historia irrefutable de una de las mayores traiciones que ha sufrido la humanidad, dicen, y sus consecuencias.
Y repasemos el caso Gaga que si se estudia con detenimiento, encierra no una traición, sí al menos un engaño que predispone a sueños imposibles, imaginarias irrealidades, crea confusiones, ilusiones, esperanzas y, en el mejor de los casos, oscurece la verdad que casi nunca es clara del todo. Como dirían en los USA: Never, Never, Never.
Yo, personalmente y sin dudarlo ni un momento, me quedo con la señora Gaga. No es que me parezca extraordinaria, ni como artista ni como hembra, pero sí que me resulta bastante más atractiva que Judas y con unas intenciones más evidentes en todo. Es decir, yo la prefiero o, tal vez por mis características heterosexuales, la veo así.
Existe una frase muy conocida y antigua que dice: La mujer del Rey no sólo debe ser honesta sino que además necesita parecerlo. Yo no creo que Lady Gaga tenga mucho interés en presumir de honestidad en el sentido más moral de la palabra, ni Judas tenga la menor intención de figurar como rey de nada sino es del latrocinio y la envidia. Además, no creo que sean marido y mujer lo cual, de por sí, para los dos no deja de ser una liberación; porque hubiera sido, con toda seguridad, eso que llaman un “Bad romance” y un desafinado canto del gallo. No quiero que se me interprete mal. A mí realmente me importan poco los romances de Gaga y menos aún el gallito de Judas. Sólo he pretendido divagar en torno a un dueto absurdo y una relación imaginaria que me permite, como siempre, acabar diciendo aquello tan conocido y gastado de…
Así me lo parece… (original y a juego, por supuesto)
J.C.ALONSO DUAT