¡Respetemos a los animales!
{mosimage}El gato yace panza arriba en el pasillo, lugar privilegiado entre los dos balcones del piso por el que suele correr el aire, y apenas se mueve cuando lo llamo. Esta segunda mitad del mes de agosto ha sido calurosa, después de un verano anormalmente lluvioso en nuestra península. Volviendo a los animales, este verano hemos vuelto a soportar los tradicionales festejos en los que los animales son tratados como puros objetos, y a menudo con una crueldad impropia de personas que, luego, parecen incluso respetables en sus hogares y puestos de trabajo. Sin duda, uno de los casos que más me ha llamado la atención es el del toro Ratón, un animal de diez años, que debería estar ya retirado del circuito festivo, y que por su ímpetu y varias muertes en su cornamenta ha sido solicitado, con patológica insistencia, en los encierros de muchas localidades, como si de una estrella famosa del rock se tratara. Lo más estúpido, incluso, son los calificativos que el toro ha recibido a raíz de la última muerte que él mismo ha causado: carnicero, asesino, etc., calificativos que en verdad califican a los humanos que los pronuncian… En palabras del Mahatma Gandhi: "Se reconoce el grado de civilización de un pueblo por la manera en la que trata a sus animales", pero a pesar de las palabras de los sabios, seguiremos matando animales con el único fin de divertirnos, con el inconfesable propósito de reírnos de su dolor, con la delirante prepotencia de la especie humana sobre las demás. Por suerte, en esta tragedia surge una voz que nos devuelve un poco la esperanza de que podemos enfrentarnos a esta lacra del maltrato animal. Hablo de Steven Wise, impulsor del derecho animal, cuya actividad en la defensa de los derechos legales de los animales le llevó a fundar el Center for Fundamental Rights y el Animal Legal Defense Fund. Steven es, por así decirlo, el “abogado de los animales”, a los que defiende en los tribunales. Ya sé que a más de uno le parecerá todo esto una soberbia tontería, pero yo digo que todos, personas, animales y plantas (y por qué no una roca), tenemos el mismo derecho a estar aquí en este planeta, con nuestras múltiples y variadas existencias… El planeta no es de nadie y es de todos. No todo está perdido, recordemos siempre este verso de Miguel Hernández: “Pero hay un rayo de sol en la lucha / que siempre deja la sombra vencida”. El gato me ha sonreído.
Moisés Stanckowich