Un grupo literario
{mosimage}Un grupo literario es como la vida misma. En él conviven personas de lo más heterogéneo: altas, rubias, morenas, guapas y menos guapas. Ilustrados y menos ilustrados y, claro, cuando se publica algo del colectivo, es un fiel reflejo de él. Por supuesto, les une su amor por la literatura. La mayoría se acercan a las letras como buenamente pueden: sencillamente. Otros, en cambio (los ilustrados), son más transcendentales, más selectivos. Todos merecen un respeto, un lugar y un cariño. También, permitídmelo, una admiración, ya que nos hacen partícipes de sus sentimientos, cuando deciden “salir del armario” y plasman esas inquietudes en el papel. Algunos hasta publican libros y están ahí ofreciéndonos su pérdida de la inocencia, sus amores, sus sueños rotos o cumplidos, sus desvelos, sus fantasías, su esperanza en la vida… Y eso es debido a que un día aperciben que los sentimientos, los recuerdos, los atardeceres o el color de unos ojos, no se borran. Perduran más allá del mero encuentro y se adhieren a ellos como esos tatuajes tan de moda, los cuales deben llevar a donde quiera que vayan.
Somos estas personas variopintas, auténticas, imperfectas…, las que formamos el colectivo El Laberinto de Ariadna, grupo de larga (nació en 2000) y fructífera vida. Por nuestra tertulia han pasado los más importantes escritores de Cataluña y, también, los más sencillos y desconocidos, y todos, sin excepción, han sido recibidos con admiración y cariño. También hemos publicado, hasta el momento, 23 pliegos de poesía y un libro conmemorativo de los primeros 10 años de nuestra existencia. Y nuestra presencia en internet, sobre todo en la blogosfera y en las redes sociales, nos brinda un marco idóneo para contactar con personas de cualquier parte del mundo y que comparten nuestras inquietudes. También hemos organizado numerosos actos en Castelldefels y en otros pueblos del Baix Llobregat. Gran parte del éxito se debe al apoyo que, de forma generosa, nos ha brindado la Asociación Colegial de Escritores de Cataluña, en cuya Aula dels Escriptors de l’Ateneu Barcelonès, realizamos los encuentros. Sin ese lugar, la historia del grupo hubiera sido muy diferente.
Después de las tertulias, algunas veces, acabamos la tarde en el jardín romántico del Ateneu y este se transforma.Ocurre que nos empapa una especie de vibración, difícil de explicar con palabras, que hace que nos sintamos de un modo especial, el grupo se siente cohesionado y, por un momento, feliz. Reímos y, quizás, algún honorable socio del Ateneu, se pregunte quiénes somos esa gente que ocupamos desvergonzados y ruidosos el rincón de Lorca y perturbamos los viernes, con nuestras risas, con nuestras palabras, su solemne aburrimiento. Sí, porque Rosa, Sixta, Alicia, Álex, Lola, Martha, Guillem, José, Alfonso…, somos personas que escribimos. Entendemos la literatura de manera festiva, la disfrutamos e inundamos el espacio, rompiendo el silencio crepuscular y la solemnidad del lugar.
Llegará un día en que el Aula se quedará silenciosa y, pasado el tiempo, quizás, alguien leerá las composiciones de la gente de El Laberinto. Y hasta puede que se emocione y les dedique un recuerdo. Es posible que otros grupos literarios lleguen y ocupen nuestro lugar. Es posible que también escriban con el corazón, como los miembros de El Laberinto escriben, lejos de academicismos, a menudo, tan insustanciales, tan aburridos. Porque la literatura, si no emociona, si no divierte, no tiene razón de ser, por mucho oficio y artificio que le acompañe en su andadura. A veces, los puristas son como decorados de cine, donde detrás de ellos reina la nada.
Felipe Sérvulo
fservulo@hotmail.com