Mirando al Sur

Mirando al Sur

{mosimage}Con frecuencia, cuando decidimos asistir a una exposición, visitar un museo, o ir al teatro, vamos a Barcelona. La gran urbe ejerce un magnetismo difícil de eludir. Rara vez reparamos en los pueblos cercanos, tal vez con la excepción de Sitges, debido a su importancia turística. Pero cerca de nosotros existe una ciudad donde hay unos equipamientos culturales, fruto de su fértil historia, que envidiamos para Castelldefels. Esta ciudad es Vilanova i la Geltrú, la cual podemos tener ocasión de visitar tras un breve viaje en tren.  Vilanova i la Geltrú, fue fundada en 1274 cuando Jaime I le concedió la Carta Puebla. A mediados del siglo XVIII, el rey Carlos III permitió que Vilanova comerciara con América, a la sazón la ciudad vivió una efervescencia económica importante. Un progreso que no se limitó a una acumulación de riquezas, sino que trajo una inversión en cultura. Es entonces cuando se fundan las primeras sociedades recreativas, lugares de encuentro y distracción. La época dorada de la ciudad fue durante el Romanticismo (XIX), periodo que se refleja magníficamente en edificios como el Museo Víctor Balaguer, construido por el que fue el último ministro de ultramar español. También encontramos palacetes y mansiones de interés como la Casa Renard, el Foment Vilanoví, Casa Cabanyes, Casa Samà,Can Pahissa… Asimismo, destacan también sus ermitas e iglesias como las de San Cristóbal, San Gervasio y Santa María de la Geltrú. En esta última se encuentra un retablo de madera policromada del siglo XVIII. Como primera parte de esta modesta guia (que continuaré, posiblemente, en columnas posteriores), nos detendremos en la primera citada: la Biblioteca Museo Victor Balaguer (a unos metros de la estación de tren).

El edificio fue diseñado por Jeroni Graell entre los años 1882 y 1884, el cual lo concibió como un templo clásico, coronado por una cúpula central y dos alas destinadas a biblioteca y a pinacoteca. Fue uno de los primeros edificios públicos construidos en Cataluña con finalidades museísticas. La construcción tiene un estilo decorativo con elementos ornamentales neoegipcios y neogriegos, dando como resultado una estética ecléctica e impactante.

La fachada está presidida por cuatro columnas y un tímpano semicircular. Flanquean la entrada las esculturas de dos personajes ilustres de la ciudad: la del poeta Manuel de Cabanyes y la del obispo Francesc Armanyà. Como curiosidad, pueden observarse en ellas diferentes escenas alegóricas sobre las artes y las ciencias, con algunos detalles de simbología masónica.

El edificio está situado en medio de un espacioso jardín creado por Josep Piera y está rodeado por una verja de hierro forjado, la cual reproduce el esquema de un papiro. Dentro de él, hay una excelente biblioteca, una pinacoteca extraordinaria y exposiciones de arte interesantísimas. Balaguer, al construir esta magna obra, quiso contribuir al progreso, convencido de que la cultura constituía la base para el avance de un pueblo. Premisa que podían tener en cuenta los gobernantes actuales que, con tanto ardor, recortan medios destinados a la enseñanza. Esta y la sanidad pública tenían que haber sido las últimas en sufrir los tijeretazos de quienes dicen amarnos tanto.

Felipe Sérvulo