Superpoderes

Superpoderes

{mosimage}Hace unos días mi hijo me lanzó una pregunta: “Si pudieras tener un superpoder, ¿cuál escogerías?”. Me quedé sonriendo, pensativa y esperando que él contestara su elección. Su superpoder deseado era infantil y peligroso a la vez, fruto de su corta edad: conocer qué pensaban los demás. Estuvimos dialogando sobre los pros y contras de semejante superpoder, también fantaseamos con otros más propios de los personajes de cómic tradicional y la manera cómo nos podría sobrevenir.

La pregunta ha quedado dando vueltas por mi cabeza, enredada entre las áreas cerebrales que deben regir la fantasía, el deseo y la realidad. Pensando que quizás hay personas que tienen alguna capacidad que parece sobrehumana y que me gustaría tener.

Supongo que la madurez te hace pasar por el tamiz algunas utopías, y lo que para un niño de diez años supondría la “superfuerza” o la “invisibilidad”, para mí se correspondería con tener una serie de capacidades como la intuición, la creatividad o la empatía.

Todos conocemos personas convertidas en personajes porque tienen alguna de estas habilidades muy desarrolladas y han sabido sacarles partido; y otras de nuestro entorno próximo que te dejan sorprendida al resolver algo complicado con una asombrosa facilidad, te hacen sentir emocionalmente desnuda porque son capaces de llegar al fondo de tus pensamientos o se anticipan a situaciones difíciles de imaginar.

De todas maneras hay algunos superpoderes que gracias al desarrollo tecnológico estamos consiguiendo, como la supermemoria. Y otros que confío en que lleguen, como la teletransportación.

De momento, seguiré disfrutando de las películas y cómics de superpoderes de ficción con mi hijo e intentando potenciarle esas capacidades que pueden convertirse en sus “superpoderes”.

Y todo esto, ¿cuál sería el superpoder de ficción y el de realidad que les gustaría disfrutar?