Entre el deber cumplido y la desafección ciudadana
{mosimage}No trato de hacer un análisis de los resultados electorales por cuanto son de sobra conocidos, pero sí constatar el porqué de los resultados desde un punto de vista absolutamente subjetivo, aunque pueda ser compartido.
Europa se ha visto inmersa en una tensión espectacular acarreada por un euro tambalaeante y los gobiernos se han visto obligados a adoptar medidas que sus ciudadanos han considerado injustas, porque injusto es que siempre paguen los más débiles. Esas medidas se han llevado por delante a varios primeros ministros o presidentes, la mayoría de ellos personas que creían proteger a su país ante la inminente bancarrota del mismo.
Los españoles hemos formado parte de ese paquete de presidentes caídos. José Luis Rodríguez Zapatero antepuso el bien del país por encima de su propia valoración y ello nos ha llevado, hasta ahora, a salvarnos de la quema.
Son los mercados, más que los ciudadanos y sus gobiernos, los que marcan la ruta a seguir, y con ello la democracia se resiente. Nadie ha sido capaz hasta hoy de parar los pies a los especuladores y las agencias de rating, que continúan marcando el ritmo mientras los ciudadanos se sienten cada vez más defraudados y desafectos de los políticos.
La última ha sido la de enderezar el rumbo con prestigiosos tecnócratas y la pregunta es: ¿tienen estos tecnócratas criterios democráticos de igualdad y sentido del bienestar social o solo les asiste la idea de salvar la economía?
Algo no va bien y espero que pronto seamos conscientes de quién ha intentado beneficiar al conjunto de la ciudadanía y de quién ha jugado con los sentimientos de ésta, pero por encima de todo, el valor democrático de unas elecciones en las que los ciudadanos han expresado su opinión.