Yo estoy bien, tú estás bien

Yo estoy bien, tú estás bien

{mosimage}Vivimos épocas de crisis, no sólo económica, sino también personal.

El bienestar global se encuentra amenazado y se tiene la sensación de indefensión respecto a lo que nos impregna nuestro ambiente socioeconómico. Ahora ya no tiene sentido el planificar el futuro, ya que es incierto, así como tampoco vale el compadecernos del pasado, la sensación de victimismo que ello nos produciría no sería en absoluto favorable.

Frente a las épocas de crisis, el presente es lo que nos proporciona mayor satisfacción. ¿Por qué me refiero de esta manera al presente, acaso es menos ingrato? Pues así es, el vivir en el presente nos proporciona la oportunidad de disfrutar de nuestro quehacer diario, de nuestra familia y de nuestros intereses.

El presente jamás está influido por el temor a lo que va a venir o al daño sufrido.  Vivir en el presente es aceptar la realidad y sentirse capaz de disfrutar en ese único momento. Es recordar nuestra esencia y reconocer que solo nos tenemos a nosotros mismos, es no depender de nadie para estar bien, así como activar nuestras capacidades.

No dejes que te abarquen las preocupaciones, estas son pensamientos contaminados por experiencias del pasado que, en la actualidad, pierden su valor y que se han constituido como miedos. El miedo es aquello que prevemos que nos va a volver a pasar, porque una vez pasó o porque nos han dicho que nos va a pasar.  En el ahora el miedo no existe, porque el futuro que tememos es solo ficción. En el presente solo te tienes a ti y la situación que estás vivenciando, en este momento si tus temores no aparecieran, serías plenamente consciente de tus posibilidades y la sensación sería de capacidad. Cuando se presenten los problemas o dificultades es cuando debes tratar de resolverlos, no antes ni después.
Si tú crees que las cosas mejorarán sólo pueden mejorar, ya que estarás programando tu vida para el éxito y sabrás reconocerlo cuando llegue, pero si estás pendiente del fracaso, vivirás sumergido de forma constante en él.

Si tú estás bien, quien se encuentre a tu lado se contagia de tu bienestar, lo copia, lo incorpora…, porque es un estado sano, atractivo y poco usual. El optimismo se contagia y trasciende.
Reconocer el bienestar es saber valorar lo que se tiene y no centrarse en lo que falta, porque lo que falta es un simple fantasma que no existe, lo que se tiene es real y palpable.

Así como nos están haciendo entender los economistas que en nuestra crisis económica las sensaciones de confianza o desconfianza son esenciales para que el mercado prospere, pasa de forma idéntica con nuestros problemas personales y cotidianos, el confiar en nuestras posibilidades y capacidades nos dará la llave del éxito personal.

Mónica Dosil
Psicóloga
ISEP Clínic Castelldefels