Glamour, ascensores y escuela pública
{mosimage}Ya hace más de dos años diferentes diarios, El Periódico de Catalunya, El Punt y 20 minutos, me publicaron una carta al director titulada “No soy glamurosa”. En ella contestaba a las declaraciones de un líder político en las que manifestaba sus dudas sobre el sistema público de educación, tildándolo de “poco glamuroso”.
Siempre me he sentido orgullosa de haber cursado todos mis estudios, desde básica al máster universitario, en el sistema público y siempre lo he defendido. Siendo coherente con mi propia experiencia y mis convicciones, mi hijo también está realizando primaria en un colegio público de Castelldefels, pero parece que va a ser difícil que pueda seguir la educación secundaria en un centro público.
Los rumores que llegan desde diferentes personas y cargos, es que la construcción del cuarto instituto está paralizada, a pesar de que ya se cedieron los terrenos hace tiempo y que el proyecto está acabado.
Me resulta difícil entender que los recortes se quieran aplicar en uno de los pilares básicos que convierte Catalunya* en una sociedad abierta y meritocrática, cercana a países como Suecia y Holanda, a pesar de tener menor inversión en becas y educación. Es decir, a pesar del poco presupuesto, gozamos de una buena educación pública que evita una sociedad cerrada y clasista. Así, en nuestro entorno es el nivel de educación lo que determina la posición social y no la herencia recibida.
Entonces, si la educación es el factor clave para democratizar las oportunidades y actúa como ascensor social para la gran mayoría de ciudadanos y ciudadanas, ¿por qué este afán por recortar? ¿Quizás porque a determinadas élites les molesta la movilidad entre las diferentes clases? ¿Quizás porque podemos acabar con el glamour en determinados niveles?
Espero que sea sólo un rumor y que las obras del nuevo centro de secundaria se comiencen en breve, sino tendremos que movilizarnos una vez más por una educación pública y de calidad. Porque por lo visto, los derechos cuesta mucho conseguirlos y poco perderlos.
* Conclusiones del reciente estudio “Educació i mobilitat social a Catalunya” de la Fundació Jaume Bofill