La actitud vergonzante del concejal de CiU

La actitud vergonzante del concejal de CiU

{mosimage}Estos últimos días el Ayuntamiento de Castelldefels ha estado en boca de todos y no precisamente con motivo de una actividad ejemplar por parte de sus representantes. El caso del concejal de Hacienda de CiU acusado de agresiones verbales y amenazas por la tesorera municipal ha saltado a los medios de comunicación, que se han hecho eco de una situación vergonzante.

Hay motivos para la preocupación. En primer lugar, porque la actitud de este concejal respecto a los trabajadores municipales del área de Hacienda ha sido una constante desde que asumió el cargo en septiembre, fruto del pacto entre CiU y PP, como han denunciado los propios funcionarios. Una actitud que tuvo su punto culminante el 18 de noviembre con los gritos y amenazas a la tesorera municipal y golpes sobre el mobiliario que hicieron que incluso tuviera que personarse la Policía Local.

Por eso precisamente la dimisión del concejal sólo de sus responsabilidades como concejal de Hacienda es insuficiente y supone una tomadura de pelo. Esta salida a la grave crisis que ha comportado su actitud es una salida en falso, que no soluciona el problema, sino que lo desplaza a otras áreas. No se trata de cambiar de sitio a un concejal que ha traspasado los límites de lo admisible en su relación con los funcionarios, se trata de que abandone el equipo de gobierno, cosa que no ha hecho.

Y este es el segundo motivo de preocupación. El mantenimiento del concejal de CiU en el equipo de gobierno evidencia la falta de liderazgo del alcalde del PP. Primero, porque dejó pasar los días sin tomar una decisión, lo que provocó una parálisis en la gestión diaria del Ayuntamiento. Y después porque sido incapaz de cesar al concejal protagonista de estos graves hechos, plegándose a los deseos de CiU. Ha quedado claro que en Castelldefels no hay un alcalde que lidere un Ayuntamiento fuerte, ni hay un equipo de gobierno cohesionado, sino tres grupos (PP, CiU y AVVIC) que cada uno va por su lado en sus respectivas cuotas de poder.

Todo ello nos hace estar preocupados. En los tiempos en los que vivimos, de dificultad económica y en los que se deben tomar decisiones importantes, Castelldefels no puede permitirse tener un gobierno municipal que se aferra a la silla porque quiere hacer que la política sea su modo de vida. Y la política, no lo olvidemos, sólo tiene sentido como servicio a la comunidad, en este caso, a los ciudadanos y las ciudadanas de Castelldefels.