Motivar sin aumentar el sueldo
{mosimage}Por todos es conocido y espero que estemos de acuerdo en que el principal valor de las empresas son sus empleados. Un proyecto que carezca de un buen equipo coordinado para desarrollarlo está destinado, con toda seguridad, al fracaso. Es habitual en la mayoría de empresas que, a primeros de año, se liquiden los incentivos del ejercicio que se va a cerrar y, al mismo tiempo, se reconsideran las retribuciones fijas y variables para el año que empieza. No debemos basarnos, solo, en las compensaciones monetarias. Conseguir una plantilla satisfecha no tiene por qué costar mucho dinero. El ingenio y la iniciativa pueden dar mejores resultados que un incremento salarial para aumentar el rendimiento de los empleados. En los tiempos que corren no debemos olvidar que “entusiasmar a coste cero es posible”. Uno de los factores principales que hacen que los programas de motivación funcionen es que deben tocar la fibra sensible de cada empleado. Cada vez hay que tener más en cuenta los aspectos relacionados con la compensación emocional y que tiene que ver con la finalidad de lo que hace la organización, con que se perciba el resultado de lo que hacen. En definitiva, que los profesionales sientan que son considerados personas más que trabajadores. Se trata de pasar de la lealtad a la confianza, dos aspectos que impactan en el compromiso y que son determinantes en la motivación. Cada organización deberá elaborar su estrategia de acuerdo con su cultura propia. No existe ninguna receta para aplicar un buen programa de motivación, pero algunas pistas pueden útiles:
SENTIDO Y PROPÓSITO
Las personas necesitan entender y asumir plenamente para qué sirve su trabajo y cómo contribuyen a los resultados globales. La mayoría sabe qué tiene que hacer, pero pocas por qué y para qué, cuál es su propósito.
PERTENENCIA
“Me siento parte de este equipo”. El ser humano es un ser social. No hay nada peor que sentirnos excluidos, sentir que no se cuenta con nosotros. Debemos sentirnos “parte de”.
CONFIANZA
No sólo necesitamos sentir que podemos, tenemos que sentir esa confianza en nuestros jefes, en la organización. Cuando estamos amenazados, todas las energías son para protegernos, no para dar lo mejor de nosotros mismos. Los empleados leales pierden confianza cuando la empresa no es coherente con sus mensajes. Y, por último, no olvidemos que la ausencia de entusiasmo en una organización puede situarla a las puertas de la UVI.
Con gran entusiasmo y sinceridad les deseo lo mejor para el incierto 2012 y unas felices fiestas junto a su entorno más querido.
Pere Picó Arguedas
Agente Bankinter – Castelldefels