Conmigo que no cuenten
{mosimage}Ahora que muchos han descubierto las bondades del centro derecha en España, conmigo que no cuenten. Que no cuenten porque no son de fiar. En la Comunidad Valenciana, donde gobiernan desde hace más de una década, han dejado el gobierno autonómico con más deuda de todo el país. A nivel local, el Partido Popular promete una bajada o una congelación de impuestos, y cuando alcanzan La Moncloa nos suben a todos el impuesto de la Renta, el IRPF. En Catalunya los dirigentes del PP pertenecen a una formación política que abomina de la ley de normalización lingüística del catalán, pero cuando tienen que apoyar al gobierno que parió y defiende a capa y espada esa misma ley; no tienen ningún rubor en apoyarles, en darles todos los votos necesarios para que aprueben sus Presupuestos año tras año. Me refiero evidentemente a Convergencia i Unió.
No defiendo la pulcritud de la totalidad de la gestión de los anteriores gobiernos socialistas, ni en el Estado, ni en Catalunya, ni tan siquiera en la ciudad de Castelldefels. Pero estos dirigentes que ahora nos gobiernan no tienen ninguna autoridad moral para darnos lecciones de buen gobierno. Allí donde mandan no demuestran tener más habilidad ejecutiva que sus rivales políticos. El propio Mariano Rajoy mintió en la campaña electoral del pasado 20-N, atribuyendo a una posible subida de impuestos la mayor barrera que se le podía poner al crecimiento económico. Bueno, pues, ese aumento impositivo se ha convertido en la piedra angular del gran primer decreto gubernamental del supuesto “ejecutivo de salvación”, urdido por el propio político pontevedrés.
Hasta dos expresidentes autonómicos del PP se acaban de sentar en el banquillo de los acusados, por sendos delitos de corrupción. En Valencia, Francisco Camps; y en Baleares, Jaume Matas. Hasta antes de ayer, los dos habían sido puestos como ejemplos a seguir, en palabras del propio Rajoy. El gobierno central debía mirarse en el espejo de esas comunidades autónomas, ahora sumidas en una grave crisis de sostenibilidad financiera. Que lo disfruten, que les vaya bonito en esta aventura de dominio absoluto del PP en todas las instituciones públicas locales, autonómicas y nacionales; pero conmigo que no cuenten. Hay muchas pruebas objetivas que invitan a desconfiar de su gestión al frente de los poderes públicos. Y a quienes me animan a relajarme con mis pensamientos en voz alta, a través de esta columna, les pido un poco de paciencia. Todo llegará, pero lo que sucede a nuestro alrededor es muy grave como para detener ahora mi mirada en asuntos más triviales.
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