La regresión
{mosimage}Estamos trabajando en ello. Eso es lo que resuena, sin acento tejano esta vez, en los grandes foros donde se toman las decisiones de verdad, las que condicionan nuestro día a día. Aquellos que dirigen nuestro destino político aseguran dedicar todo su tiempo a salvaguardar la esencia de nuestro Estado del Bienestar. Sin embargo, nuestro poder adquisitivo va de mal en peor. Ahora formamos parte de una generación que, en la madurez de nuestras vidas, tenemos que aprender a vivir como lo hicieron nuestros padres en un país de penuria y precariedad. Los grandes planes de reforma que se aplican tienen un denominador común; que los que menos tenemos dejemos de tener para compartir con los que no tienen nada. Y mientras la base de la pirámide social se empobrece a pasos agigantados, en las alturas de la pirámide, las clases poderosas siguen instaladas en su paraíso entre terrenal y fiscal, lejos de las voces que claman por el fin de la miseria.
En este contexto, entre descorazonador y asfixiante, de vez en cuando se alza la voz de algún dirigente político que, fruto del ingenio y de la brillantez intelectual, nos deleita con nuevas afirmaciones que pueden poner fin a nuestro desasosiego. Un día es una dirigente política la que nos anuncia que aquellos que hayan cometido un gran fraude fiscal, podrán beneficiarse de una medida de gracia para que puedan regularizar su situación. Otro día es un ministro el que nos abre los ojos para que sepamos distinguir acerca de cuál es la verdadera violencia que se cierne hoy en día sobre la mujer: no son los golpes o los disparos de un marido enfermo y violento; si no la presión social que al parecer obliga a abortar a muchas mujeres en pleno siglo XXI.
Basta ya de tomaduras de pelo. Céntrense en lo importante y no nos provoquen con sus batallitas de corte ideológico que a nadie interesan. Escuchen la voz de la calle. Tengan un poquito de pudor cuando quieran beneficiar a las clases poderosas con medidas que solo servirán para ahondar, aún más si cabe, la brecha económica entre los que más tienen y los que a duras penas llegan a fin de mes. Ahora que muchos de ustedes no encuentran ya argumentos para justificar que no van a poder cumplir con sus promesas electorales, tengan el valor de callarse, de no desviar la atención con argumentos que no son más que puro fuego de artificio. Si nos están conduciendo a la regresión social y económica, hágannos al menos más llevadero el camino. Sean sinceros, no manipulen, no se escondan, tengan un poquito de rigor, y algo de vergüenza también. Si no, váyanse y no molesten, que bastante tenemos todos cada uno con lo nuestro.
Twitter: @goyobenitez